Estamos en fechas de regalarnos cosas, y
digo bien. “Cosas”. Nunca animales de compañía.
Un animal de compañía nunca es un juguete,
es un ser vivo con sus sentimientos, sus penas, sus alegrías, que necesita una
atención y una compañía constante.
Tener en el hogar un animal de compañía es
un lujo, pero requiere una responsabilidad por parte de quien decide —tras
meditarlo y comentarlo con toda la familia— tenerlo en casa en igualdad de
atención con todos los miembros del hogar.
Un animal nunca debe ser un juguete para nadie. Él
no quiere ser un juguete sino un integrante más de la familia.
Y si al final
estás convencido de incorporar a tu familia un animal de compañía, recuerda que
adoptarlo es lo más lógico, sencillo, barato, responsable y con más garantías.
Tú decides.
Julio M. Puente