Como equivocación en el urbanismo inútil
al que me refería en la anterior entrada sobre el Urbanismo, tenemos en
Zaragoza el ejemplo del Pabellón Puente de la Expo 2008. Carísimo pero además
inútil por varios conceptos. No es hoy un puente que sirve para comunicar
zonas, no parece una pasarela abierta, no sirve como contenedor de exposiciones
excepto puntualmente, incluso da la sensación de no estar realizado para su
durabilidad. Puede resultar estético pero una ciudad nunca puede invertir
barbaridades en un elemento que simplemente decore. Es pues un claro error
urbano en tiempos de despilfarro.
En España tenemos 63 ciudades de más de 100.000
habitantes. Esto representa que sobre un 38% de los españoles vivimos en
ciudades de más de este tamaño. En el mundo esta cifra es superior al 50%. Pero
esta cifra mundial era del 30% en el año 1950, o del 14% en el año 1900. El
crecimiento del tamaño de las ciudades parece imparable a costa de la pérdida
de población de las entidades menores. Hay pues que diseñar pensando en esta
inevitable realidad, aunque nos moleste sobremanera.
Asociamos vivir en una gran ciudad con la
pérdida de calidad de vida, pero las personas se mueven hacia las ciudades,
incluso más hacia las ciudades grandes pues las posibilidades de vida son
mayores. Pero eso no debe querer decir que tenemos que admitir la pérdida de
calidades de vida de forma inevitable. Ni tampoco que tengamos que diseñar las
ciudades como si fueran la suma de muchas entidades menores. Una ciudad que
solo sea la suma de muchos barrios es una ciudad sin personalidad, sin sentido
urbano de unión, de fusión, de identidad propia. Los barrios tienen que poseer
personalidad propia, pero por encima de todos ellos la ciudad debe marcar el
ritmo, el sentido, el sello de calidad.
Y en ese diferenciación entre ciudad y
barrios es donde estriba gran parte del éxito o fracaso de las ciudades como
entes válidas. Hay ciudades donde un solo barrio, a lo sumo dos, parece que se
han comido la personalidad de la ciudad. Pero en realidad lo que ha sucedido es
que la ciudad gira y se abre sobre esos barrios por motivos generalmente
turísticos. La ciudad aparece casi como dormitorio que abraza a un motor de
éxito. Con un grave problema que no siempre se detecta. Si falla el motor de
atracción, se hunde la ciudad. Suelen ser ciudades pequeñas que en realidad no
necesitan más de un polo de atracción.
Ejemplos leves tenemos en España con
ciudades como Cáceres o Toledo y sus zonas históricas que serían la mejor
utilización de un barrio como atractivo urbano y vital. Emplear el barrio
céntrico como punto de referencia.
Las ciudades grandes en cambio optan por
diversificar sus puntos de personalidad entre diversas zonas de su desarrollo
urbano. El ejemplo de Zaragoza es aquí un ejemplo a analizar. Barrio 1: Zona histórica. Barrio 2: Zona
artística. Barrio 3: Zona moderna de Congresos. Barrio 4: Zona tecnológica y
digital. Son líneas sobre el diseño urbano que configuran diversos usos
añadidos para darle valor y personalidad a la ciudad. Quedaría por terminar de
diseñar un Barrio 5: Zona verde, a la que podrías aspirar varios barrios
zaragozanos si se les prestara un cuidado que hoy no se presta a las
extensiones verdes que ya existen. Seguiremos…