A pesar de demagogias y palabrería de
miembros del gobierno y políticos populares como Hernando y González, negando
la desnutrición infantil de 2.300.00 de niños y jóvenes en España, y
afirmando tan ricamente sus señorías que vamos en el camino correcto y que la
crisis ya es tiempo pasado, cuando la cruda realidad es que solo Rumania nos
adelanta en este inhumano ranking.
Exculpándose los honorables políticos
cuando dicen, que la falta de trabajo de los progenitores de esos presuntos
millones de niños es la causa del problema. Quedándose tan ricamente como
si el drama del paro de esos padres no fuera con ellos.
Se crean leyes orgánicas, si estas no
están ya contempladas como leyes ordinarias en Consejos de Ministros,
aprobándose si son de su interés en la Cámara Baja por los mismos personajes,
todo en cuatro días. Véase los casos de abdicaciones, sucesiones o aforamientos
para nuestras reales altezas, pero no hay Ley que valga, ni tampoco tiempo,
para crear un gran pacto social sobre la pobreza y malnutrición, por emplear un
término suave.
Los derechos de igualdad reflejados en
nuestra Carta Magna se convierten muchas veces en papel mojado, por intereses
partidistas y de seguir medrando, anteponiéndolos a los derechos más
importantes que tiene cualquier ser humano, en una sociedad dentro de un estado
que se considera democrático, donde la alimentación y un techo donde vivir son
los derechos fundamentales o al menos así debería de ser.
Daniel Gallardo Marín