La conferencia de César Alierta en Zaragoza la semana pasada
está levantando ampollas. Urge destripar su contenido elaborado por uno de los
aragoneses, o el que más, con más poder real —sumemos Luengo, Amado Franco,
Pizarro— todos salidos del tronco común de la etapa de los López: López Rodó,
López Bravo, los denominados tecnócratas. El presidente de Bantierra es
concejal del PP de Barbastro. Puede no tener que ver, puede que tampoco pero…,
no es un self madelman del Picarral precisamente. ¿alguien piensa en el tardofranquismo
económico, hemos salido alguna vez de eso?
A lo que íbamos, destripemos en positivo el contenido
conocido de la conferencia —pues no hubo atención posterior a los periodistas—
y busquemos la clave en desarrollo local que la misma pudiera tener, que es la
pretensión que me he propuesto.
El eje de mi entrada será muy claro: ¿Toda iniciativa
empresarial es posible en Cantavieja? ¿cuánto depende un centro de reservas de
alojamiento o una residencia original, concebidos para tratar
particularizadamente turismo escandinavo que busque sol pero también montaña,
del contenido de la conferencia de Alierta?
Determinadas ideas expuestas por Alierta fueron bien
interesantes pero ya manidas: es necesario “californiar” el Estado español:
nuestra calidad de vida atrae profesionales de toda Europa, no renunciar a
nuestro potencial creativo —allí está Barrabés visitando Silicon Valley
constantemente, con una pata allá— y demás ideas ya probadas en Walqa. Bien,
siendo ello cierto, añadir que algunos hijos de Aragón también trabajan en Silicón,
los de la emigración de San Francisco a que aludía en mi primera entrada. Y que
Silicon son redes sociales, computación, música garaje y también una industria
casi nada desarrollada en Aragón, solo a nivel logístico, informática + industria
farmacéutica + robotización. Yo creo que allí es donde quería llegar Alierta
desde su amplia atalaya de observación. La automoción robotizada cada vez
requerirá menos componentes, los que requiera serán una profundización en la
capacidad de carga de las baterías, y Aragón y el resto del Estado debe profundizar
sobre contar con más sector cuaternario, de tecnologías de información. Se
avecina una nueva crisis industrial.
Por otra parte, Alierta apuntó, según el Heraldo, que
Telefónica está dispuesta a crear incubadoras para que se desarrollen nuevos
servicios y aplicaciones. De acuerdo, ¿dichas incubadoras pueden desarrollar
servicios que potencien el territorio? Sería interesante aclararlo, además de
conocer su opinión sobre la garantía de la soberanía alimentaria.
Otro tema que apuntó, pese a la crisis del gigante asiático,
es la necesaria penetración en el mercado chino de las empresas, en este caso
aragonesas. Es una situación bien comprendida por la agroalimentación aragonesa
por la crisis-boicot ruso (25% de exportaciones de fruta iban a Moscú). Dijo en
un momento determinado que es necesario que los empresarios profundicen su
conocimiento de la cultura china: lo tienen sencillo, como advirtió el
Presidente de Mercadona, su capacidad de atención y servicio la vemos cada
domingo. A coste de qué derechos fundamentales ya es otra cuestión.
Si un 80% de la masa laboral no conoce cuál será su
ocupación dentro de 10 años, si la Formación Profesional tardará otros 5 en
generar formación sobre ello y llegará tarde, si al medio rural aragonés
llegará todo ello otros 5 años tarde, ¿qué capacidad de reacción existe para
que dicha revolución robótica alcance el territorio aragonés? ¿qué porcentaje de
población no urbana conoce entonces en qué va a trabajar? Porque parece que
toda seguirá haciendo lo mismo.
Que la robótica sirve para operar mejor lo he comprobado yo
en mis carnes familiares, como una abuela de Arén con cataratas también puede
comprobarlo. Que redistribuya riqueza en el territorio y supere el gap que se
está ensanchando entre habitantes con diferentes recursos, es el punto sobre el
que solicitarle una necesaria aclaración. Necesitamos una Telefónica
competitiva y creadora de empleo, pero también necesitamos un mantenimiento en
el territorio de los servicios —hoy deficitario—, potenciar el servicio de
proximidad de personas que solo el medio rural consigue —sector residencias— y
algo debe faltar en el desarrollo de esta idea desde el momento en que existe
Embou, adaptada a Aragón y que extiende banda ancha a través de tecnologías
inalámbricas —la fibra óptica en Aragón es utópica—.
Otro ejemplo de empresa aragonesa con globalización
positiva: Exovite desarrolla desde Zaragoza en Tel Aviv una aplicación móvil
para poder tratar lesiones musculares desde casa con electro estimuladores.
Crea férulas para lesiones personalizadas con impresoras 3D. ¿puede existir una
empresa así en Ayerbe? Queda abierto vuestro debate.
19/01 Luis Iribarren.