Malversación, apropiación indebida, cohecho, tráfico de influencias, desvío o prevaricación, son los sustantivos que siguen aflorando en la prensa de manera constante. Una gran mayoría pegados presuntamente a políticos del PP. Más de 2.000 implicados en los últimos años, de los cuales varios cientos de imputados o procesados, otros menos acusados y muy pocos condenados.
Rato, Gúrtel, Bárcenas, Brugal, Fabra, Puyol, Nóos etc. El último de esa honorable lista de presuntos sinvergüenzas es Alfonso Rus. Ex presidente del Partido Popular de la Comunidad Valenciana y de la Diputación entre otros cargos y relacionado con la empresa pública Imelsa. Junto a él, cerca de una treintena de inmorales de su calaña, han dejado al Partido Popular en la comunidad levantina sin gestores. ¿Cómo es posible no haberles cogido antes? ¿Cómo sus candidaturas llegaron a tener apoyo?
La visión pragmática de “todo va muy bien en tiempos de bonanza” restaron importancia a la corrupción. No hay estado que pueda soportar semejante lastre, ni todo lo que supone para la imagen que un país de cara al mundo, sobre todo a Europa. ¿Esta es la marca España?
Aragón tampoco es ajeno a esta lacra. Maria Victoria Pinilla, exalcaldesa de la Muela por el PAR, pasó de criar conejos a amasar una inmensa fortuna durante su mandato. No se quedó atrás la plataforma logística Plaza, sobreprecios de obras sin realizar, certificaciones fraudulentas y facturas falsas. Es necesario con el código penal en la mano, meter entre rejas a esta jauría de políticos y altos cargos corruptos, no antes de haber devuelto hasta el último céntimo robado y guardado, sea en un colchón o en un paraíso fiscal. Pero lo más importante es que la sociedad destierre el consuelo de " total, si todos roban". Los que roben, a la cárcel. Tolerancia cero contra la corrupción.
Daniel Gallardo