Efectivamente es un jotero a tamaño real cuando menos. Parece un monstruo en pena, una escultura muy moderna de Arte Contemporáneo, un arte callejero de New York, una falla no quemada en fiestas, pero no, es una escultura intentando rendir homenaje al Royo del Rabal en el barrio de La Jota, de Zaragoza.
Está en un parque que lleva su nombre, si, en un barrio que lleva el nombre de La Jota. Es la única escultura que recuerda en este barrio a un jotero, a la jota, pero no está nada cuidado. Ni la escultura ni el parque que más parece en algunas partes, un simple campo donde todavía no han crecido las hierbas salvajes.
La Asociación de Vecinos de La Jota se lleva quejando muchos años, para nada efectivamente. Se le escucha, se apuntan sus quejas, pero nadie hacemos nada que no sea reconocer que tienen toda la razón. La otra razón, la de no hacer nada y la de no dignificar este lugar, es la falta de presupuestos, de dinero, de razones que sirvan para la razón.
Estos rincones de Zaragoza también son Zaragoza, pero no siempre lo entendemos así. Una auténtica pena. Aragón también son estos lugares, pero algunos deben pensar que no hay que dignificar lo de los barrios de Zaragoza.