Ha
sido bien oportuna la entrada de FITUR y su programación. Me ha parecido un
stand concreto, nada confuso –me gustan las flechas que solo sugieren- y con
una programación muy enfocada a lo que ya funciona bien y su potenciación, que
en Aragón cumple el requisito de ser sostenible… Entendida dicha sostenibilidad
como no agresiva contra el territorio, no como potenciadora de mejoras de
accesibilidad sin uso del automóvil.
Pero
todos los temas que están son y la potenciación de la garnacha para fomentar un
maridaje territorio-gastronomía me parece un acierto y una reivindicación: que
en el Somontano se produzcan varios de los mejores blancos del mundo pero de
cepas no propias es verdaderamente otra cuestión. Se aprovecha su tirón
comercial para recuperar la parraleta autóctona, es inteligente.
Pero
volviendo al enunciado, estoy seguro de que lo más interesante será esa FITUR
entre bambalinas, que se genere una sensibilidad de tierra de acogida por
nuestros responsables turísticos, que tienen claro lo que mejor hace Aragón.
Que quien venga a ver el Pilar repita: como toda nuestra emigración catalana
cuando pasa sus hijos por el Pilar y descubren una ciudad amable, ideal para ir
de tapas incluso con cierzo, donde se sienten libres de expresar cualquier
opinión. Creo sin falso pudor que en este sentido la actual dirección turística
aragonesa representa mejor esa realidad: representa mejor la amabilidad de la
calle en Aragón.
Maravilloso artesonado bilbilitano: la taracea, orgullo de la artesanía
aragonesa
Ello
no empece para valorar la actitud de otros emprendedores reales, emprendedores
de servicios públicos. Fuera de programa, el Alcalde de Calatayud se ha reunido
junto con el resto de Alcaldes de la Red de Ciudades del AVE. Una jornada
incluso la ciudad fue sede reciente de un encuentro de ellos. Resulta que
Calatayud es una de las ciudades de la red. También resulta que lo está
aprovechando, en mi opinión, inteligentemente. Comentaba José Manuel Aranda que
la presencia en esa red fortalece la imagen de la Comarca de Calatayud y se
pretende a través de ella y del Monasterio de Piedra –y de los balnearios,
añadió- la potenciación de otros activos menos conocidos de la comarca. Citó
dos bien pujantes: la excelente garnacha de viñas viejas –especialización
propia de Calatayud en altura, compartida con Borja- y el mudéjar –excelente y
singular el mudéjar religioso-militar del valle del Ribota, al que dedicaremos
entrada: lo más parecido a los ksar marroquíes fuera de África-.
Humildemente
añado otras tres reivindicaciones de las sencillas, como siempre: el excelente
vermú de Terrer, el pujante arranque de una industria vinícola especializada en
cava (Bodegas Langa: Calatayud, capital del cava no catalán) y la
reivindicación de que el consumo de chocolate empezó por esta comarca –por ello
y me alegro, la presencia y posterior salvación de Chocolates Hueso en Ateca
ahora reconvertida-.
En
todo caso, me pareció bien inteligente los movimientos, interés e ilusión de
este Alcalde, que también ha conseguido un tratamiento particular de DPZ para
restaurar el ingente patrimonio mudéjar de la ciudad, tan abandonado durante
décadas. Será discutible la acción de la anterior DPZ en el reparto de
subvenciones, pero es indiscutible que la potenciación de los conjuntos urbanos
de Calatayud y Tarazona siempre es necesaria: tenemos dos joyas intermedias y
todo por hacer en este punto.
Así
pues, esta ciudad interesante, quinta de Aragón (atención: la conurbación
Casetas-Utebo-Garrapinillos para mí es la tercera, sobrepasando a Teruel y
habría que profundizar en sus escasas relaciones como debe), que ha sufrido una
crisis industrial y demográfica a pesar de ello, bajando de 23.000 a 21.000
habitantes, necesitaría Aragón que volviera a subir hasta 25.000,- habitantes o
más, por sus excelentes servicios, la potenciación de su hospital y su
abundancia de suelo industrial.
Desde
el punto de vista social, Aragón debería potenciar el tratamiento
particularizado de integración, intercambio, convivencia… cosmopolitismo de la
ciudad siempre diversa de las tres culturas, relativo a su población inmigrante
de origen rumano, tan numerosa. Aragón, su fruta, su vino… es excelentemente
conocido en Rumanía, país que no puede mas que crecer.
20/01.
Luis Iribarren.