Solo un cierto grado de morbo me hizo
permanecer parte de mi propio tiempo personal escuchando el Debate del Estado
de la Nación en un año tan duro como este 2015. No podía ser tan osado de
esperar en ese mitin preelectoral del Presidente del Gobierno algo ilusionante
que me sacara del abatimiento y me devolviera la esperanza.
Tampoco esperaba algo diferente de una
oposición que está tan deprimida como lo está la ciudadanía, pero además con
problemas internos, ofreciendo una réplica sin sustancia y con argumentos que
todos conocemos y sufrimos.
A las personas que sobreviven con sueldos
miserables, poco o nada les importa las hipotéticas cifras millonarias de
puestos de trabajo que dicen se van a crear. Que el Ibex suba para enriquecer a
los de siempre, tampoco les alegra el día. Que la prima de riesgo baje, solo
les produce decepción al comprobar que lo que el gobierno de Rajoy se ahorra al
pagar menos intereses va al rescate de Bankia, lejos de invertirlo en lo
básico: educación, sanidad y crear empleo. Que el PIB del país vaya a crecer un
2,4% , les suena a chufla cuando ven cómo han bajado las nóminas de los que
menos ganan porque, solo han subido las de quienes más cobran.
Cifras y mentiras que nos ocultan la
realidad. Si de cifras queremos hablar expondré algunas.
El Papa
en su visita a Israel, pone a España como ejemplo de país caótico en paro
juvenil y en tasa de emigración de jóvenes a otros países comunitarios.
El paro
en España supera el 23% y es el cuarto país en riesgo de pobreza, por no poner
más desalentadoras cifras.
Pero en el debate también me preocupó no
escuchar la voz de Aragón al hablar de trato igualitario. Ningún partido,
ningún diputado o diputada habló de los problemas de Aragón ni de sus
necesidades.
Mientras, en Zaragoza viene Albert Rivera de Ciudadanos a decir muy
claro que su partido quiere el agua para todos y todo lo que eso representa
para lastrar nuestro futuro. Y aun así sigo teniendo fuerzas para defender
Aragón.
Daniel Gallardo Marín