Hoy hace 104 años que moría en Graus
Joaquín Costa, quien para muchos aragoneses es ese político, economista e
intelectual, cuando no gruñón y claro como el agua, que representó el
movimiento intelectual que se conoce como “regeneracionismo”.
Curiosamente ahora estamos en otro
periodo regeneracionista, que como aquel intenta acabar con la corrupción política
a través de ideas nuevas, de movimientos sociales que ayuden a los más
necesitados, evitando los abusos de poder. Pero como Joaquín Costa, el aragonés
duro, hay pocos.
Su amplio ideario político se basaba en
una mejora profunda de la educación, una clara apuesta por las obras hidráulicas
y forestales que sirvieran para mejorar el territorio rural, ampliación de la investigación,
acercarse a Europa, abaratamiento de los productos de primera necesidad, nuevas
normas de comercio más sociales, mejora de caminos y carreteras, reparto de
tierra para los agricultores que la trabajaran, contratos de trabajo con más
garantías y creación de una Seguridad social y jubilación, europeizar la peseta
y las entidades financieras, mejora profunda del sistema judicial, autogobierno
local y nacionalizar los servicios que eran considerados servicios públicos
importantes como medios de comunicación, luz, teléfono, baños púbicos,
carnicerías, panaderías, energías, etc.
Una de las ideas que más rechazo generó
fue la propuesta de cambiar a todos los gestores públicos que llevaran más de
25 años ejerciendo el poder en todo tipo de instituciones, donde el caciquismo
era una práctica muy habitual entre los finales del siglo XIX y aquel inicio del siglo XX.