Visto desde fuera, cuando se lee o
escuchan noticias de nuestro Ayuntamiento socialista o del gobierno autónomo de
Aragón dirigido por el Partido Popular, cuesta entender quién se aproxima
a la verdad en sus continuas discrepancias. Y no es solo el hecho de estar en
año electoral, es algo intrínseco en ellos que desconcierta al ciudadano, hasta
el punto de no saber a quién creer.
Solo basta poner dos ejemplos de
actualidad en cada casa. La Ley de Capitalidad necesaria para dotar de financiación
a la capital aragonesa y a su área metropolitana que lleva lustros arrastrándose
tiene ya forma de anteproyecto aunque sin mucho futuro porque al haberse
elaborado en exclusiva por el Gobierno de Aragón, las dos instituciones
presentan puntos de vista antagónicos.
Y ahí está el quid de la cuestión.
Mientras la DGA considera que el Ayuntamiento de Zaragoza puede dar todos
los servicios sociales y de transporte (a más de la mitad de la población
aragonesa) con tan sólo una aportación de cuatro millones, el
ayuntamiento, a pesar de bajar sus pretensiones cifra esta aportación en
cincuenta millones.
Y ahora la otra parte. El informe
de la Cámara de Cuentas habla de un desfase (tema que no es nuevo) en el
presupuesto y contabilidad de Zaragoza del año 2011. La discrepancia entre el
órgano técnico que fiscaliza las cuentas públicas y los técnicos de
ayuntamiento es grande. Belloch dice que solo es una diferencia de contabilidad
y Eloy Suarez, como siempre a la greña, pide la dimisión del responsable
de Hacienda en estos años, Fernando Gimeno.
La verdad es que uno ya no sabe a quién
creer. Tanto el ente fiscal público como los técnicos, en principio, tienen
todo mi respeto. La cuestión es ¿quien dice la verdad? ¿o quizás la tienen
ambos?
Me queda una duda, si los populares
entraran a gobernar en el Ayuntamiento de Zaragoza después de poner de vuelta y
media a políticos y técnicos de la Plaza del Pilar ¿seguirán estos técnicos realizando
su función o los cambiarán de servicio? Y, como estamos de contradicción
a todo esto, Zaragoza, a la cabeza como ciudad más trasparente.
Daniel Gallardo Marín