Zaragoza cuenta con un muy buen servicio
de transporte urbano. Pero encuesta tras encuesta es percibido como muy
deficitario por los ciudadanos zaragozanos. ¿En qué me baso para asegurar que
el servicio de Zaragoza es bueno? Pues en la comparación con ciudades como Sevilla,
Bilbao, Barcelona, Valencia o Madrid. Por este orden de calidad comparada.
Donde incluyo precio del billete, frecuencias, intermodalidad entre líneas y
sistemas urbanos, sistema de transporte, servicio a barrios, servicio hora, coste
municipal, etc.
No es perfecto el servicio en Zaragoza.
Es mejorable. Hay fallos, algunos absurdos y bastos. Pero cuidado, mucho
cuidado pues es posible que vaya a peor. Incluso a “muy a peor”. La
relación económica con las empresas que ofrecen el servicio siempre ha sido muy
deficitaria para las arcas municipales y no somos capaces de mejorarlas.
Hoy se publica que la recaudación que los
viajeros sufragamos por el billete solo supone el 51,4% del coste total. Es
decir, el Ayuntamiento —este y el del futuro— ha tenido que aportar 53,77
millones en este últimos año analizado. Aunque se han modificado las contratas,
asegurando a la ciudad que iban a ser más beneficiosos para la ciudad, pero lo
cierto es que sigue aumentando la aportación anual municipal para que salgan
las cuentas finales.
¿Qué falla? Pues algunos dirán enseguida
que el tranvía, pues los odios son tantos como los amores. Y no, sin suponer
una ventaja económica, tampoco parece suponer una rémora que no sea la
inversión necesaria y su amortización, y no estamos hablando de eso. Pero es
cierto que el abrirse Zaragoza a más extensión urbana y tener que dar servicio
a las nuevas zonas, esto supone en gran coste para una muy escasa recaudación
en esas zonas pues además de pocos vecinos, sobre todo estos emplean su coche
particular. Una pescadilla que se muerde la cola de la realidad y de la calidad
del servicio
Queda horroroso decirlo, pero aunque se
ha aumentado el uso del transporte urbano en estos años, el uso de la bicicleta
amortigua el aumento de viajeros y por ello de la recaudación. Ya he avisado
que quedaba muy mal nombrar esto, aunque sea cierto.
¿Qué soluciones tenemos? Pues las hay
fáciles, que seguro serán las que van a tomar si llegan al gobierno municipal
los que saben que esto es un problema importante y que piensan hay que resolver
con cirugía y sin anestesia.
Pero los vecinos tienen que estar atentos
a dos variables importantes. Precio del billete y servicio a los barrios menos
poblados a costa de pérdida de frecuencia. Las hay más complejas y pasan por:
rediseñar el servicio, trabajar en unos planteamientos técnicos que primen la
optimización de lo que hoy tenemos evitando duplicidades, revisiones al uso de
autobuses dobles, crear más carriles bus para asegurar frecuencias, explicar
muy bien usos y costes pero también la importancia que tiene un sistema óptimo
de transporte urbano para la calidad de una ciudad, que muchas veces pasa por
la aportación pública de entre un 50% hasta un 100% pues algunas ciudades europeas
se están planteando la gratuidad total de estos servicios.
Gratis no es que no tengan un coste muy
alto, si no que este se sufraga de una manera diferente al de la aportación y
pago a la hora de usarlo por los ciudadanos. Esto es imposible para Zaragoza
por tamaño y uso, por economía y realidad contable, pero no debe asustarnos el
tener que aportar de forma pública un 50% del coste total. Aunque son siempre
los ciudadanos, los vecinos, los que deben opinar sobre el futuro global del
sistema y no solo de las frecuencias y servicios a su barrio particular. Si nos
centramos solo “en lo mío” perderemos de vista la globalidad del servicio y entrarán los
cirujanos en el quirófano de lo fácil pero a veces inevitable si no somos
capaces de prevenir antes de tener que operar.
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