Para Miguel Abadías Espiérrez, binefarense
capaz.
En materia de
desarrollo endógeno, Aragón no tiene que mirar hacia fuera. Tiene que mirar
hacia Illueca y el devenir de su artesanía en zapatería, tiene que mirar hacia
Calamocha y su pujanza en transformación porcina. Tiene que mirar a Binéfar,
como lo han hecho Barbastro y Monzón, como modelo de diversificación económica
y empresariado local pujante.
La principal
industria de Binéfar también es cárnica pero no es exógena. Fribín es un
resultado: el resultado como en el caso de sus manzanas y a semejanza de su
afamada longaniza de cerda de que el valor añadido no iba a salir de allí.
Fonda
la Paz, se transformó en hotel que ahora se está rehabilitando. Binéfar tiene
un encanto Santa Fe o Tucson muy acusado. De pont de trobada.
Binéfar no ha
perdido población. Tampoco la ha ganado, lo que dice mucho y malo. Cercana a
Cataluña, su ventaja posicional es estar fuera de la mano del Dios aragonés,
nutrirse de clientela catalana pero gozar de su condición fronteriza. El far
east literano que trae sorpresas como la pastora Ballarín, sus zumos
ecológicos, su reciente producción de kiwis o la industria binefanse.
Tocará
desgranar la interesante publicación-tesis de Silvia Isábal Mallén, los
apellidos fribinos en parte, denominada “La Industrialización de Binéfar, desde
sus orígenes a 1975”. Y extraer conclusiones de cómo el empuje binefarense ha
creado semejante modelo de desarrollo.
Ella,
bodeguera por familia, ha recopilado sobre todo lo que más me conmueve en estos
casos. Tradición oral. Cómo se generó un ambiente a escala aproximada como el
de Zaragoza, Binéfar cruce de caminos e importante estación férrea en la línea
Barcelona-Madrid.
Plaza España de Binéfar. Binéfar,
colectivizada por la FAI, contaba en este espacio con una charca donde confrontaban
el Casino obrero y el que no, con los resultados previsibles tras la victoria
del Frente Popular.
El propio
Costa habló de Binéfar tras la llegada del agua de Barasona como de un germen
de futura Lérida.
Solamente
destacaría como aperitivo y de forma significativa como rasgos del carácter
binefarense, además de la principal industria oscense por empresarios
binefarenses impulsada, la presencia en un mismo municipio de solamente 8.000
habitantes de una Lonja que pone el precio del vacuno en todo el Estado, de un
hotel de 4 estrellas que se está culminando –antiguo La Paz- para dar servicio
a ese día entre semana en que Binéfar se llena de mercaderes de carne de todo
el norte e incluso Andalucía, de Agrobín –impulsores desde el cooperativismo de
la manzana mejor del Estado-, de los patronatos como forma de funcionamiento de
un municipio.
Está claro
que cada binefarense se multiplica por muchos. Como me decían los abuelos
cuando allí vivía y salía a tomar un café a mitad de mañana: “ahora se estarán
levantando en tu pueblo”.
En cuanto a
mis afectos, Binéfar ha sido y es origen y sede de “Los Proscritos” de José
Lapuente o de los Titiriteros de Binéfar, en el apartado cultural. De l’Arcada
o Novecento, espacios para la conversación y el ocio donde unos a otros nos
poníamos música.
Mencionar y
quedará para los anales cómo en Binéfar pudimos disfrutar de quién hubiera
debido ser Nóbel en lugar de otro, sir Leonard Cohen, en inopinado concierto a
la iniciativa binefarense debido. Ambiente de frontera, ambiente Robert Frost.
Nos dejamos
un sinnúmero de manifestaciones del ingenio y ambiente industrial y de
iniciativas que de un solo municipio muy pequeño en término municipal, y que
por tanto no puede especular ni buscar
soluciones en el urbanismo, han surgido.
En el día internacional de la poesía, Robert Frost
para Miguel, amigo muy querido y muy seguro hace muchos años de que lo que
piensa es verdad, y para Cristina,
poetisa de Fiscal, por el mismo motivo:
No veo por qué yo debería volver,
O por qué los otros mis pasos deben rastrear
Para alcanzarme, pues deberían extrañarme,
Sabiendo largo tiempo que todavía los amo.
O por qué los otros mis pasos deben rastrear
Para alcanzarme, pues deberían extrañarme,
Sabiendo largo tiempo que todavía los amo.
No me encontrarían distinto del que supieron
contemplar,
Sólo más seguro de que aquello que pensaba era verdad.
Sólo más seguro de que aquello que pensaba era verdad.