8.11.16

Zaragoza necesita un bus urbano que no se queme como los zaragozanos

Siguen ardiendo los autobuses de Zaragoza (el último un 44) en una muestra más de que Zaragoza está que arde. Mientras nos obligan a hablar de Presupuestos Participativas o de qué color de Línea 2 del tranvía queremos, los autobuses de Zaragoza se nos queman, el Canfranc hay que suspenderlo pues llueve y el viejo y lento tren hacia Teruel y Valencia lo cambiamos por autobuses pues las vías ya no aguantan más.

Parece el Oeste americano, pero es el Este de España y el Sur de Europa. Será por esto. El caso es que Zaragoza se debate entre comprar autobuses nuevos de un servicio que se concedió a oscuras, mientras seguimos asumiendo que cada vez es peor y más caliente. 

Resolver los déficit de calidad debería ser obligatorio, como insistir en crear más carriles bus. Somos capaces de diseñar mal y sin conceptos urbanos para que salgan baratos los carriles bici, pero no queremos hacer lo mismo con los carriles bus que garantizarían frecuencias y en algunos casos las mejorarían.

La distancia de calidad entre el tranvía y el bus en Zaragoza es inmensa. Pero sobre todo porque el servicio de bus está empezando a ser entre malo y muy malo. Y si hay dudas preguntar en algunos barrios, por ejemplo en Santa Isabel.

Queremos más tranvías, al menos hasta la Línea 4 que se decía Circular. Pero sobre todo lo que queremos es que funcionen bien por una empresa a la altura de España y no de países como los que está acostumbrados a manejar esas empresas de medio pelo que me han dicho que existen, y que solo buscan transportar ganado de dos patas. Lo malo de los autobuses viejos no es solo que arden en invierno, es que no saben frenar y acelerar y no aguantan ni la calefacción ni el aire acondicionado. Y en España intentamos emplearlos.