Dedicado a
quienes me padecen.
¿Leyeron
Carmelo o Leticia nuestra entrada sobre la aragonesidad de Serrat y sobre todo
de la obra de Serrat? ¿La hicieron suya para presentar una moción que ha sido
aceptada y nombrarle en el Pilar hijo predilecto de Zaragoza? No lo sé,
como tampoco sé si le dejaran al andaluz de la Comisión Federal del PSOE
recoger la foto de su hijo.
Yo solo sé
que existe un catalán de origen aragonés al que se le nota. Que está en
desacuerdo por chulería jonda y charnega con Puigdemont y su convocatoria. Pero
sin doblez.
Que por su
relación inicial con Gabriel Sopeña y artística, como en el caso de Ara
Malikian, con José Lapuente se nos ha vuelto rabalero…
Es José María
Sanz Beltrán, el gran Loquillo. Seducido y ya apóstol de la libertad,
afabilidad y poética que hace grande y humilde a Zaragoza, que no es un
poblachón manchego porque nos negamos a ello…
Somos corazón
y cabeza de los espacios abiertos a los que tanta buena poesía has dedicado
desde la estrechez del paisaje con franja de mar y antes paisaje industrial que
se divisa desde Montigalá o la falda del Tibidabo en Set Barris. Has visto
desde ella Los Ángeles o la ruta 66 cuando eran un paisaje de desolación y
droga que te hacían perder gente constantemente. Qué grande esa huída, runaway
de Peckinpah.
Los lugares
de recepción de la emigración aragonesa en los 60 –la familia de Serrat formaba
parte de una emigración anterior que se concentraba en Poble Sec-.
Eres un
cierzo de aire fresco, maño. Bienvenido para siempre, aragonés…, también
adoptivo.
Si es que nos
llevamos lo mejor… Y sin perder a nadie… Vamos con su poesía, ahora que hay
tanto gilipollas –solo denunciada mejor si cabe la gilipollez del personal por
el carabanchelero Rosendo, al que tanto le gusta venir a tocar aquí…-
En el calor de la noche,
a plena luz del día,
siempre dispuesto para alegrarte el día.
Soy hombre de bien
a carta cabal
y como el DUQUE:
feo, fuerte y formal.
30/10 Luis Iribarren.
a plena luz del día,
siempre dispuesto para alegrarte el día.
Soy hombre de bien
a carta cabal
y como el DUQUE:
feo, fuerte y formal.