Resulta que
en Huesca se está produciendo un encuentro mundial de estudiantes de Turismo,
que están recorriendo la provincia y haciendo una reflexión conjunta sobre el
trending topic “Turismo Tranquilo”.
Aquél a
efectuar llegando en cacharro diesel que consume 13 litros a los 100 pero que
luego se continúa en bici, a caballo, con el avistamiento de aves… Vaya, sin
joder la capa de ozono… Otra cosa es, como se decía, cómo este grupo ha llegado
a Huesca y se mueve por la provincia, esa permanente contradicción hippie.
Turismo tranquilo lo ha hecho la generación de la postguerra, imaginando el
valle de Aragüés sin haber ido nunca.
Lógicamente
es un gran encuentro, en temporada baja y verdaderamente no encontrarán ni a
Dios en el sublime y tardano otoño con tempero que por fin estamos teniendo.
Algún boletaire, que dicen en Catalunya, y algún cazador respetuoso sin balines
de 4 kilómetros de alcance… Porque como se los topeten en un paseo romántico…
Pero se reservan para perturbar los paseos los sábados, domingos y festivos.
Total, se matan muchos por fuego amigo… Entonces, que se lleven por delante a
un paseante con la pasta que mueven, qué…
Volviendo y pensando
en el encuentro, os propongo tres rutas
de turismo de sed: el turismo que, sin saberlo, cada niño realiza en
Burkina Faso o Mali para llegar a la fuente abierta por Médicos del Mundo. El
que hacía mi abuela cuando lavaba ropa por encargo en las heladas aguas del
Veral y la subía en la cabeza como una argelina.
1.- Neveros de
Fuendetodos, Campo de Belchite, Zaragoza
Fuendetodos
es una localidad fascinante por historia, museística, posibilidad de llegada en
BTT desde Zaragoza. Y también por sus bosques de litoneros, su paisaje de
enebros o su patrimonio relacionado con la Guerra Civil, sus trincheras.
Visitarlo tras la canícula estival y con la tierra color ocre oscuro es lo
suyo.
Esta vez
elegimos de Fuendetodos estos singulares talayots, los neveros donde se
almacenaba y prensaba con paja la nieve que caía en invierno, ya está a gran
altura, para las fresqueras de los cafés y bares de Zaragoza anteriores a la
electricidad.
2.- Tinajón de
Villanueva de Gállego, Zaragoza.
Exponente
maravilloso modernista-gaudiano rural, representativo de la llegada del agua
corriente a los domicilios en la posguerra. En este sentido, Berdún fue pionero
en los años 30 en la provincia de Huesca.
Villanueva de
Gállego toma las aguas por concesión del pantano de la Peña de la Acequia de
Candevanía que atraviesa Zuera de forma muy bella y Villanueva de forma
soterrada y poco puesta en valor.
El Tinajón
que corría peligro de desmoronarse fue rehabilitado en fechas recientes rollo
nouvelle cuisine, para albergar la radio de la Universidad San Jorge. Decaída
la idea, se lo reutilizó como sede de la Policía Local. Como puede verse, se
adjuntó al Tinajón cónico truncado un adosado moderno que, oye, lo realza…
3.- Ruta de
aljubs y sies de Albelda, Litera, Huesca.
Desde
Albelda, localidad más famosa por su “Festa del Tosino” –un mondongo
multitudinario-, en ruta circular se pueden visitar estos depósitos de agua
horadados en piedra. Semejantes a los que tenían también las casas de Binéfar
en sus bajos. Para recoger el agua de lluvia a lo Marrakesh. Se presenta un
aljub-aljibe excavado en la sierra Tamarite-Albelda.
De origen
árabe y previos, es evidente, a la puesta en servicio del Canal de Aragón y
Cataluña. Son bellísimos y su recorrido siempre puede hacerse en un silencio
recogido.
Os
dejo con la jota de la sed, de José Antonio Labordeta. Otro turista tranquilo
que viajó por nuestras mentes y almas, que tenemos.
La luz que me trae Agosto quisiera verla en tu pelo,
y entre tus brazos morenos consolar la sed que tengo.
y entre tus brazos morenos consolar la sed que tengo.
16/11 Luis Iribarren.