Llega abril y mayo, temporada muy baja en lo que a ocupación
hostelera se refiere, pero comienzan los
festivales y romerías de la Ascensión o en Corpus en todo Aragón. Así como la
ocupación de las calles y plazas de Zaragoza en jornadas lúdicas y cívicas
diversas. Es el momento de bajar a la calle y viajar relajadamente a nuestro
paisaje.
Finalizada la temporada de esquí que se ha salvado en marzo
y abril, pues antes no se podía ni apenas innivar, esa misma agua servirá para
que se abra la temporada de rafting en el Ara y Gállego y la de piragüismo en
Barasona y La Sotonera, todos ellos deportes en inglés de nuevo predicamento.
Transporte de troncos en
primavera en Carelia, Finlandia.
Sin embargo, también hay reuniones festivas y manifestaciones
populares más auténticas que se avecinan. Son los que reivindican y conmemoran
el antiguo oficio de primavera, pluriempleo del pastor: la construcción de
nabatas que llegaban incluso hasta Tortosa a comienzos del siglo pasado.
Empezarán estas fiestas en Murillo-Galliguera en San Jorge,
para continuar en la vecina Navarra con el día de la Almadía de Burgui –el 30
de abril- que permite visitar al mismo tiempo el Museo de la Almadía de Sigüés,
Aragón, en la misma entrada del valle de Roncal.
Terminarán en mayo en el río Cinca con la fiesta de Laspuña.
En la que degustar las tradicionales chiretas –tripa rellena de arroz-,
monumento culinario aragonés.
Esta entrada quería que sirviera para aportaros que esta
forma tradicional de transporte de madera en el Pirineo no es propia de nuestro
territorio. Allí tenéis la joya literaria “Río Abajo” del gran Sampedro, que
narra los avatares de los nabateros de la Serranía de Albarracín-Alto Tajo.
Asimismo este sistema de transporte era profusamente
utilizado en los Alpes, sobre todo Austria y Suiza, y también en Japón. Lo
mismo en la Península Escandinava. No tanto por la escasez de madera de estos
países, que no la tienen, sino para la conversión de la madera en carbón
vegetal. Asimismo y todavía, sirve para expoliar las selvas africanas
inextricables.
Nabateros de la provincia de
Wakayama, Japón, ataviados tradicionalmente.
Transportan en ocasiones bambú.
Un día construyendo nabatas o participando en las fiestas
referidas con unas migas al aire libre, me parecen un plan plausible e
insuperable para pasar un día de primavera en Aragón.
Un poco del pensamiento de José Luis Sampedro, próximo a la muerte en plena lucidez.
Castellano andaluz parco pero gran usuario del Balneario de Alhama de Aragón,
que le recordaba al art déco y felices años 20 de su infancia:
El río trisca montaña abajo, luego se
remansa, y llega un punto, como estoy yo, en que acaba. Mi ambición es morir
como un río, ya noto la sal.
Piense en lo bonito de esa muerte. El río es
agua dulce y ve que cambia. Pero lo acepta y muere feliz porque cuando se da
cuenta ya es mar. Ese es un consuelo.