Dedicado a Clara Pérez Turrau, berduner en Berlín hace
tantos años…También dedicado a Encarna, Andrés, Rafa y José Antonio, mis restos
de naufragio en el Bonanza.
Ha muerto Benno Hübner, aragonés adoptivo, magnífico
compañero de tertulias en el Bonanza. Ese punto de encuentro de la cultura
zaragozana tan lamentablemente venido a menos y creo que irremisiblemente abajo
desde la muerte de Manolo García Maya. Ni ganas dan de entrar, porque hay demasiada
gente que se ha dejado atrás como el propio Benno, Manolo, Emilio Abanto o Angel Aransay. No se debe seguir
dialogando con fantasmas constantemente, habrá que acoplarse a nuevos creadores
y vividores.
El profesor Benno fue un educador para mí permanente. Por su
impagable sentido del humor y libertad de expresión a raudales. Su mestizaje
real se notaba. Benno consideraba como estrictamente bárbara la cultura alemana
y una gran cultura solo si consideramos en la misma la influencia francesa y la
judía que hacen de Berlín un escenario fascinante. A mí me lo hacía ver con su
conversación fresca y educada en todo momento. Me hizo sentir fascinación por
los años 20 berlineses y la lectura de Joseph Roth, entre todos. Era alumno
nada menos que de Heidegger.
Hübner, nacido accidentalmente en Cataluña, fue un convecino
perfecto y un excelente proyector de la gran cultura alemana con mayúsculas
entre nosotros. Además de un traductor sensible y de gran pulso. Vivió a
caballo entre Zaragoza y Stuttgart sin ningún problema aparente: ambas producen
coches y tienen aire industrial. Será por eso.
Manolo García Maya, superpuesto a Benno, con quien tantas
conversaciones surreales compartió.
Os dejamos con una frase de Benno, en algunas ocasiones oída
en segunda persona del singular por mí en el mítico Bonanza. Porque yo, como
tanta gente, me eduqué sobre todo en la calle. Nunca me imaginé que sería humor
negro dedicado a Ratzinger.
“a los 17 años, decidí que quería ser Papa”
25/04 Luis Iribarren.