La Consejería de Educación y Cultura de Galicia ha destinado para este curso escolar 2015-16, un total de 553.000 euros para los comedores autogestionados por las AMPAS, ayudando en esta autofinanciación de los comedores de la escuela pública, a los padres y madres del alumnado de los centros públicos que imparten los niveles de enseñanza básica obligatoria o el segundo ciclo de educación infantil, financiando hasta un máximo del 50% del coste del servicio de comedor del centro escolar correspondiente. Las subvenciones podrán ser empleadas para sufragar el coste diario del menú por comensal y por los días de asistencia de estos al comedor, así como si es el caso, la vigilancia y cuidado del alumnado durante el uso del comedor, y para costear los gastos originados por la contratación de personal para atender al alumnado con necesidades específicas y los derivados de la contratación de pólizas de seguro vinculadas a la prestación del servicio de comedor escolar. Siempre sin ánimo de lucro.
Una buena idea del Gobierno de Galicia, que el Gobierno de Aragón debería analizar y proponer a las Cortes de Aragón, pues son cada vez más los colegios públicos que a través de sus AMPAS están ya intentando poner en marcha sistemas de autogestión de sus comedores escolares. Pero se encuentran en Aragón con una nula ayuda pública, con problemas legales sobre la contratación de monitores, etc.
El motivo de estos cambios demandados con rotundidad por las familias es claro. La calidad de la comida de cátering no siempre es correcta y algunas imágenes que todos hemos visto, de colegios zaragozanos, es además de preocupante, algo que hay que evitar con rotundidad. La línea fría lleva aparejado que desaparezca el sabor de los menús. Desde el punto de vista sanitario es más segura la línea fría que la línea caliente si ambas líneas de alimentación vienen desde empresas exteriores, pero sin duda la comida pierde el sabor. Por ello las familias apuestan por la cocina en los propios centros educativos, y por los alimentos de proximidad, más familiares, de temporada y sin duda más ecológicos.
A todas estas ventajas debemos añadir que el comedor de un colegio es un activo económico para el barrio donde se asienta, pues gran pàrte de sus compras las suelen realizar en la zona, en comercios de proximidad, favoreciendo el comercio local. Las ayudas públicas deben ir encaminadas a cubrir parte del costo y de ayudas a familias con necesidades específicas, pero también a la formación y al control esporádico del déficit si lo hubiera, en igualdad de oportunidades que ya tienen la empresas privadas de catering que ofrecen servicios de comedor en la escuelas públicas. Si los comedores sociales (casi) siempre son comedores autogestionados con cocina en el propio centro, ¿cuál es el motivo para que no lo sean los comedores escolares?