13.4.16

Visiones singulares de Aragón: no son gigantes. Ochi Chiornie, Ojos Negros

Ni tampoco cabezudos, que son molinos. Tampoco podemos dedicarle a la Montiel, sí a Raquel Meller, un aragoneses patrimonio de nuestra aragonesidad. Pero tenemos un molino en un paisaje en la frontera de Castilla, cerca de Molina y de Peracense. Los lugares menos almogávares de Oregón hubieran necesitado un comando ídem.

Primera población arruinada por el hundimiento de la minería, su nombre no se debe a la película del Mijálkov precisamente –ahora pienso que sobrevalorada- sino a la abundancia en hierro de sus montes.

 Sierra Menera.- Cartagena y Río Tinto en Teruel. Un lugar para vivir.

En las inmediaciones de la Ruta del Cid a la que dedicamos una entrada, cerca de Gallocanta y la pujante Calamocha, Ojos Negros como Utrillas se han quedado allí. Varados.

Atrapados en su propio silencio como si de una historia circular como Pedro Páramo o Cien Años de Soledad se tratara. Conversando sus pocos habitantes con los fantasmas de la población que un día se multiplicaba por cuatro. Su hierro llegó a tener un ferrocarril propio para sacarlo por Sagunto y el pueblo medieval fue completado por un singular poblado minero del far west que también teneis que conocer.

 Molino de Ojos Negros.

Hemos intentado trasladaros las dos imágenes más potentes del molino que hemos encontrado donde se advierte su componente celestial circular –altar de sacrificio sería en un palacio chino- y en otra en que su singularidad queda realzada por emerger del maravilloso altiplano nevado turolense.

Nos hace falta para concluir un texto obligado de raigambre cervantina.

Lo tenemos, esta página reivindica todo lo que tenemos. Tenemos a mi poco leído pero admirado Baltasar Gracián, al que más he bebido por tratarse de un vino cojonudo de Miedes, pero filósofo que también es un garnacho cepa vieja vieja. El mejor escritor aragonés. y muchos pensamos que en el trípode de la Edad de Oro con el de los molinos y Quevedo, el de Cetina. El barroco terco con todos sus sacramentos. Prodigiosa prosa contra atarantaus y aspaventaus:

Hay mucho que saber, y es poco el vivir, y no se vive si no se sabe.

Todo lo que realmente nos pertenece es el tiempo; 
incluso el que no tiene nada más, lo posee.

Hemos de proceder de tal manera que no nos sonrojemos ante nosotros mismos. 

El no y el sí son breves de decir, pero piden pensar mucho.


Abril 2015. Luis Iribarren.