Ni tampoco cabezudos, que son molinos. Tampoco podemos
dedicarle a la Montiel, sí a Raquel Meller, un aragoneses patrimonio de nuestra
aragonesidad. Pero tenemos un molino en un paisaje en la frontera de Castilla,
cerca de Molina y de Peracense. Los lugares menos almogávares de Oregón
hubieran necesitado un comando ídem.
Primera población arruinada por el hundimiento de la
minería, su nombre no se debe a la película del Mijálkov precisamente –ahora
pienso que sobrevalorada- sino a la abundancia en hierro de sus montes.
Sierra Menera.- Cartagena y Río Tinto en
Teruel. Un lugar para vivir.
En las inmediaciones de la Ruta del Cid a la que dedicamos
una entrada, cerca de Gallocanta y la pujante Calamocha, Ojos Negros como Utrillas
se han quedado allí. Varados.
Atrapados en su propio silencio como si de una historia
circular como Pedro Páramo o Cien Años de Soledad se tratara. Conversando sus
pocos habitantes con los fantasmas de la población que un día se multiplicaba
por cuatro. Su hierro llegó a tener un ferrocarril propio para sacarlo por
Sagunto y el pueblo medieval fue completado por un singular poblado minero del
far west que también teneis que conocer.
Molino de Ojos Negros.
Hemos intentado trasladaros las dos imágenes más potentes
del molino que hemos encontrado donde se advierte su componente celestial
circular –altar de sacrificio sería en un palacio chino- y en otra en que su
singularidad queda realzada por emerger del maravilloso altiplano nevado
turolense.
Nos hace falta para concluir un texto obligado de raigambre
cervantina.
Lo tenemos, esta página reivindica todo lo que tenemos.
Tenemos a mi poco leído pero admirado Baltasar
Gracián, al que más he bebido por tratarse de un vino cojonudo de
Miedes, pero filósofo que también es un garnacho cepa vieja vieja. El mejor
escritor aragonés. y muchos pensamos que en el trípode de la Edad de Oro con el
de los molinos y Quevedo, el de Cetina. El barroco terco con todos sus
sacramentos. Prodigiosa prosa contra atarantaus y aspaventaus:
Hay mucho que saber, y es
poco el vivir, y no se vive si no se sabe.
Todo lo que realmente nos
pertenece es el tiempo;
incluso el que no tiene nada más, lo posee.
incluso el que no tiene nada más, lo posee.
Hemos de proceder de tal
manera que no nos sonrojemos ante nosotros mismos.
El no y el sí son breves de decir, pero piden pensar mucho.
El no y el sí son breves de decir, pero piden pensar mucho.
Abril 2015. Luis
Iribarren.