Hace menos de una década el Balonmano Aragón estaba presente en una final europea y hoy desaparece. Mala gestión interna, sumida en un concurso de acreedores, el abandono de las instituciones y la falta de patrocinio, han acabado con una de las referencias deportivas de nuestra ciudad y comunidad aragonesa.
Y este daño no solo lo va a sufrir la afición, sino también todos los equipos de edades inferiores de la propia entidad, así como los jóvenes que aman este deporte tan arraigado en la ciudad de Zaragoza como es el balonmano. Sin unos deportistas de élite que sirvan de referente, el balonmano dejará de ser un líder deportivo de primera.
Cultura y deporte pueden tratarse por separado pero relacionados entre sí. Crecer en ese entorno deportivo ayuda a nuestros jóvenes para su desarrollo físico, enseña a asumir responsabilidades, favorece la autoestima, estimula la propia iniciativa y sirve como prevención ante los hábitos perjudiciales en esa etapa de su vida. Pero nos hemos quedado a cero. Y, además, me temo que la crisis que ha llevado al balonmano Aragón a abandonar la liga Asobal sea un reflejo del estado actual de nuestro deporte en nuestro Aragón.
Equipos modestos que compiten en máximas categorías prácticamente sin recursos pueden seguir el mismo camino del abandono, si no se toman medidas por parte del Gobierno de Aragón. ¿Para cuándo la Ley de Mecenazgo en Aragón? Con este tipo de leyes, las empresas podrían financiar equipos y asegurar su futuro. ¿Cómo es posible que en nuestra comunidad no haya un equipo de élite que lleve publicidad de la mayor empresa de Aragón, como es la Opel?
Ese ejemplo dice mucho de la poca influencia y capacidad de nuestros políticos para conseguir esa aportación vital. Ojalá esto sea un mal sueño y más pronto que tarde el Balonmano Aragón vuelva al panorama deportivo, que entre unos y otros lo han dejado fuera.
Daniel Gallardo Marin