Felicidades Aragón. Y despierta que nuestros nietos nos esperan vivos y con rasmia, para no dejar el desierto todavía más vacío. Dependemos de nosotros, nos bastamos aunque no nos sobramos, pero si no creemos en nosotros mismos, nadie va a venir a salvarnos, na nadie convenceremos de que esta tierra merece la pena. Si nuestros abuelos creyeron en ella ¿quienes somos nosotros para no hacerles caso?