La Universidad de Zaragoza y el Gobierno de Aragón han llegado a un acuerdo para crear un programa piloto que revitalice el idioma aragonés en el ámbito escolar. Lo que debería haber sido un espaldarazo a nuestra lengua vernácula más amenazada y darle vida en estos años de democracia, se ha convertido en olvido y maltrato, con acrónimos insultantes como Lapao o Lapapyp, llevado a cabo, paradójicamente por “nuestros” máximos mandatarios.
Aún más sonrojante para estos, ha sido que haya tenido un mayor respaldo nuestro idioma en época de la dictadura. Años atrás, se buscó la cooficialidad en algunos municipios, se crearon asociaciones, normas ortográficas y se continuó con una creciente actividad literaria. Frente a esto dice mucho el trato de indiferencia y menosprecio de los gobernantes aragoneses. Lengua aragonesa hablada y escrita por caudillos y gentes del antiguo reino, más tarde Corona Aragonesa, fue a menos con la llegada de la burguesía castellana, hasta llegar a la actualidad con solo 22.000 aragonesoparlantes.
La globalización en Europa amenaza a más de 20 lenguas en vías de desaparición, en este actual apocalipsis lingüístico, entre ellas la nuestra. La Organización de la ONU califica la situación del aragonés en peligro, debido a que los niños ya no la aprenden como lengua materna. En nosotros está apoyar nuestro idioma románico, evitando lo que puede ser en un futuro no muy lejano su total desaparición.
No sería lo único en esa dejadez histórica por todo cuanto nos caracteriza. Por eso me gusta y agradezco la noticia de vehicular el aragonés desde educación infantil. Cuatribarrar Aragón, como dijo en su momento José Luis Soro, actual Consejero de Vertebración del Territorio y Presidente de CHA. Mantener este patrimonio hablado y escrito puede ser un pequeño paso para que en esta tierra, lo autóctono no se lo lleve el cierzo.
Daniel Gallardo Marin