Cuando las Fiestas del PIlar eran mucho menos participativas y democráticas que la actuales, en tiempos en blanco y negro, los pregones de fiestas en vez de darlos desde el balcón del Ayuntamiento una persona que representa a todos los zaragozanos por algún mérito especial, era el propio Pregonero del Ayuntamiento el que leía los ánimos y las palabras de aliento, para que los pobres de la sociedad nos enteráramos de algún modo barato de que entraban las Fiestas del Pilar. Las gentes de bien no necesitaban estos pregoneros, pues ellos SI recibían un “Saluda” donde les invitaban a los ágapes y dispendios que para unos pocos se hacían detrás de La Lonja. Eran otros tiempos que tienden a olvidarse. Pero hoy El Periódico de Aragón nos los ha recordado un poco con esta imagen que os dejo.