¿Que nos está pasando? Qué hermosa se ve la tierra desde el espacio y qué odio se respira entre quienes la poblamos. La penúltima barbarie, el atentado de París, ha servido de escaparate del mal llamado Estado Islámico, asesinando a decenas de parisinos indiscriminadamente.
En su barbarie invocan el nombre de Alá, el todopoderoso y creador, según reza el Corán, convirtiendo la alabanza a su dios en grito de guerra. Convirtiendo a su dios en un asesino. No se puede considerar la matanza en la sala Bataclan y en su entorno un hecho único. Sería ponernos la venda en los ojos.
El mundo está en permanente guerra fría y guerras subterráneas, larvadas, alimentadas por la corrupción, los intereses políticos, los religiosos, la pobreza y la violación de los derechos humanos. Conflictos entre Oriente y Occidente. Entre el norte y el sur; entre ricos y pobres.
Nos escandalizamos porque la guerra ha tocado a nuestra puerta cuando quizás convendría recordar que esta escalada cruzó el Mediterráneo porque tres jefes de gobierno, en las Azores, decidieron abrir la caja de los truenos. Una caja de los truenos que sigue causando muertes como las de París, en Beirut, en Siria, en Afganistán o en Turquía…
No sé quién ni cómo pero se ha ido generando toda una generación de psicópatas fundamentalistas para quienes la vida no vale nada. Tampoco sé cuál es la solución porque el mal está muy adentro y empezamos a darnos cuenta ahora de que existe un cáncer integrista, ahora que empezamos a notar su metástasis en nuestra piel. Necesitamos una Europa más unida ante un enemigo común, no solo cuando ocurre la desgracia. Vaya por delante mi apoyo a las familias y a todo el país vecino. Tampoco debemos olvidemos de esa comunidad musulmana, quizás la parte más afectada en la actual locura terrorista.
Daniel Gallardo Marin