Zaragoza ha perdido una excelente oportunidad para poner un
poco de orden en sus líneas de autobuses urbanos con la ampliación de los
500.000 kilómetros tras los meses de conflicto laboral, como excusa para haber creado
una mesa permanente de trabajo que hubiera sido muy válida como consultora separada del resto de procesos municipales de análisis en gestión y decisión.
El Ayuntamiento de Zaragoza ha optado por la vía menos conflictiva
apoyándose en las reivindicaciones de algunas AVV de Zaragoza, obviando a
otras, en vez de contar con un estudio profesional realizado desde los propios
técnicos de movilidad del Ayuntamiento. Algunas AVV sí han incorporado a sus
mesas de trabajo a profesionales del transporte urbano, pero otras no y se nota.
La movilidad de una ciudad no puede depender (solo) de la
opinión de parte desde organizaciones que se deben a sus propios afiliados de
zona, pues el resultado siempre será defectuoso aunque se ponga una gran
voluntad. Zaragoza siendo ya la cuarta ciudad española (de hecho, no de
derecho) debe compararse en sus actuaciones en movilidad a la dos grandes. Madrid
y Barcelona. Y los vecinos deben asumir
el diseño pensando en una gran ciudad y no en un conglomerado de barrios.
Es ilógico el número de líneas que pasan por el centro de
Zaragoza. Es ilógico que se emplee tan mal y con tanta desgana la
intermodalidad y el billete hora con los trasbordos. No tiene sentido que se
doblen servicios de autobuses diversos por las mismas grandes vías. No es normal
que no tengamos ya un autobús circular por la Z30 o el Tercer Cinturón. No lo
es que el rio Ebro todavía nos parezca una zanja insalvable y molesta. No es
normal que no se incida en la ampliación de los Cercanías hasta núcleos
cercanos a Zaragoza, polígonos industriales o grandes zonas comerciales. No es
fácil de entender que la solución a Puerto Venecia pase solo por el transporte
público y no por el exigible a la empresa comercial para evitar disfunciones a
los vecinos del entorno. No es fácil entender que el transporte al Aeropuerto y
Plaza sea tan escaso. O que no haya un estudio público amplio y sincero con los
números de usos por líneas, por días y horarios, por paradas incluso, por
barrios y sectores, por forma de pago e ingreso, para determinar quien tiene
razón y quien no, a la hora de solicitar ampliaciones sin rentabilidad vecinal.
La información es siempre una herramienta muy válida para tomar decisiones.