Con la peatonalización de la calle D. Jaime han empezado
desde el Ayuntamiento asumiendo graves errores que han convertido el proyecto
no nacido en muerto antes de poder opinar todos, antes de poder empezar. Pero eso no debe querer decir que haya nacido muerto.
Ayer todas las Asociaciones de Vecinos del Distrito del
Rabal, nueve de ellas que representan a 77.000 vecinos, se posicionaros
públicamente en contra de la peatonalización de D. Jaime, con vehemencia e
incluso alguna con posicionamientos excesivos contra el diálogo.
Sin duda es el Distrito que más se vería afectado en su
movilidad ante el proyecto de peatonalización de la zona romana de Zaragoza.
Por ello hay que ser sinceros lo primero y plantear siempre la realidad de todo
le proyecto, con soluciones a todas las afecciones, que las hay para todos los
problemas; con los tiempos y formas de actuación; con un estudio riguroso
realizado desde diversos planteamientos.
Es una actuación de ciudad y no de parte o zona. Los
comerciantes son los que menos deberían opinar en bloque, pues representan en
muchos casos a posicionamientos económicos que se mueven con gran rapidez.
Nunca deben tener en este asunto el mismo valor la opinión de Tupinamba,
Fantoba o Belanche por poner tres ejemplos al azar que una tienda de donut
recién abierta o una franquicia de moda china que aparece o desaparece.
La peatonalización de D. Jaime se hará. No sabemos cuando,
no intuimos si lo veremos nosotros, no sabemos en qué década. Pero la dinámica
nos enseña que es obligatorio para el centro de una ciudad moderna, más humana,
más comercial, más útil.
La peatonalización de D. Jaime no es quitar los coches de
una calle. Es un proyecto mucho más ambicioso que afecta a muchas calles, al
Puente de Piedra, a Echegaray, a varias plazas del casco Romano, con actuaciones
muy diversas en estas plazas pequeñas pero muy interesantes, hasta convertir en “otra” forma de
entender el centro de Zaragoza.
La peatonalización de D. Jaime supone crear puntos de
atracción comercial y turística hasta ahora inexistentes. Ejemplos donde copiar
hay muchos, cerca y lejos. Y donde observar los beneficios urbanos de este tipo
de actuaciones. Y los errores.
Inevitablemente hoy hay que parar el proyecto pues no se puede
avanzar contra todos. Pero suspender no quiere decir olvidar. Hay que ponerse a
trabajar en el mismo, una vez que ya han surgido las posturas de variado tipo.
Es importante que elaboren un documento atrevido desde el Colegio de
Arquitectos. Otro desde la Universidad de Zaragoza. Que hablen los técnicos
municipales. Que opinemos los partidos políticos a la vista de los informes que
internos o encargados vayan surgiendo. Que opine Zaragoza y se sepa qué quieren
los zaragozanos. Que digan las AVV más afectadas qué entienden como positivo y
negativo de este futuro proyecto. Y con todo ello buscar puntos de encuentro,
con soluciones, con presupuesto, con diálogo.
Pensar en una peatonalización para mañana, gratis, sin
afecciones, sin opiniones serias a favor y en contra, por bemoles, es un gran
error que conduciría al fracaso a una buena idea imprescindible para Zaragoza.
Ante ella lo que todos debemos entender que lo importante no
será quien la termine, sino quien es capaz de comenzarla con inteligencia política.