18.1.14

La Consejera de Participación Ciudadana se reune con los vecinos del Rabal

Mientras también en Zaragoza salen 1.500 personas en apoyo del barrio de Gamonal de Burgos, curiosamente más que las que salieron en bastantes ocasiones a la calle contra la reforma laboral o el aborto por poner ejemplos, reformas que sí afectan directamente a los ciudadanos de Zaragoza, mientras tanto decía, desde el Ayuntamiento de Zaragoza, raudos y veloces, se han aliado con la calma y la inoperancia para dejar claro que D. Jaime nunca más, será una obra posible.

Ayer la Consejera de Participación Ciudadana y Presidenta del Distrito del Rabal. Lola Ranera, (no sabemos bien en calidad de cual de sus responsabilidades) se reunión con los representantes de las seis AVV que el día antes se había unido para decir que ellos NO, y para decirles que será Zaragoza Vivienda la encargada de analizar la posible peatonalización de la calle D. Jaime.

La peatonalización de D. Jaime se contempla como un “mecanismo dinamizador y revitalizador de este espacio, tanto en el aspecto social, como comercial y turístico”, les dijo, para recordarles que "el Plan Integral de Revitalización del Centro Histórico de Zaragoza ya plantea desarrollos de movilidad, peatonalización y nuevas zonas de aparcamientos disuasorios. Pero que efectivamente, el Ayuntamiento no hará nada sin el consenso de los vecinos".

¿Y no van a opinar el resto de partidos políticos en el Ayuntamiento o en el Distrito del Rabal? ¿cuál es el motivo de que no estuvieran en esta reunión con las AVV del Rabal, representantes de otros partidos que SI están en todas las actuaciones políticas del Distrito? ¿no hablamos de consenso?

Por el camino que vamos, llenos todos de miedos y de extrañas actuaciones, cuando en el próximo siglo salgamos de la crisis TAMPOCO haremos inversiones pues siempre estaremos al albur del miedo y la reacción. De la opinión contraria de quien no quiera y que siempre encontrará razones para demostrar lo es negativo hacer o deshacer.

Somos tan miedosos los políticos actuales, que hemos perdido incluso nuestra obligación de liderar la sociedad. Para ser meros gestores que recogen ideas y decisiones de otros, nos sirve el jubilado menos ocupado de cada barrio que lo haría sin cobrar y no es necesario que como pasaba entre los griegos, los mejores y más ilustrados eran los que intentaban resolver los problemas.