Escribía ayer que la izquierda comunica mal y que sabiéndolo no es capaz de modificar sus esquemas. Voy ahora a dar un paso más en este asunto, mezclándolo con sus actuaciones políticas cuando está en la oposición de las diferentes administraciones.
Cuando en política se está en la oposición se pueden tomar (al menos) dos decisiones de trabajo político muy diferentes para tener esa visibilidad que se pierde en cuando no se tiene el poder de administrar y gobernar. Y añado lo de “muy diferentes” pues son dos formas de actuación que no deben mezclarse, que hay que elegir entre una y otra, y llevarlas hasta el final. Añado como es lógico, que esta es una reflexión totalmente personal, para que no haya dudas, y dedicada solo a los Grupos Políticos que están en la oposición.
SISTEMA A: Dedicarse a realizar todos los trabajos de ayuda social en la línea política que ideológicamente se tiene, logrando pequeños éxitos y objetivos, siempre en micropolítica pues las pautas de la macropolítica las marca quien gobierna, e intentar explicar a la sociedad sus labores y logros, sabiendo que siempre serán pequeños. Es decir las migajas de la política, pues lo magro se lo apoderan los que gobiernan, que tienen a su servicio sus propios altavoces y los métodos de explicación; mucho más potentes que la oposición. Se apoderan presentándolos o se apoderan sisándolos, que todo sirve.
SISTEMA B: Dedicarse a explicar a la sociedad lo que NO hacen los que gobiernan, lo que hacen pero lo hacen mal, lo que la oposición haría si gobernara ante cada problema que sufre la sociedad y de qué forma servirían sus acciones a esa sociedad que los mandó a la oposición.
Son dos formas de actuación totalmente diferentes, y dos maneras de explicar a la sociedad el papel de la oposición en todo sistema político. Los departamentos de comunicación deben basarse en la decisión política de actuación que haya decidido el grupo político en cuestión. Y los logros en comunicación tendrán mucho que ver con el juego que se logre empleando uno u otro método político de ESTAR en oposición.
Decía que no deben mezclarse, y es lógico (y casi inevitable) elegir una de ellas y no trabajar las dos, pues de hacerlo al final te encuentras en tierra DE NADIE. No se puede estar en misa y repicando, dicho en idioma fácil. O tomas partido por colaborar y trabajar desde dentro, o tomas partido por evidenciar los errores y fallos, para hacer valer los tuyos desde la macropolítica y no desde la micropolítica que te dejen como remanente.
Normalmente no se hace esto, y la oposición trabaja las dos opciones a la vez, con el consiguiente alegría para quien gobierna, que así ve por una parte una ayuda en aquellos trabajos a los que no llega y que abandona muchas veces por su excesivo músculo de empleo para ponerlas en pie, y por otra parte una merma de las críticas recibidas por los grupos de oposición que pierden gran parte de su fuerza en gestionar lo mínimo.
Julio Puente Mateo