Por no abusar de los artistas consagrados, quiero compartir
con todos vosotros mi devoción por el binefarense Mario Molins y su obra
alegórica. Este crío de 1983 toca mi fibra sensible por su buen gusto y
aprovechamiento japonés de la materia muerta para divinizarla, para consagrar
árboles o santificar paisajes.
Alucinante trabajo con
ciprés muerto en el Parque Grande de Zaragoza. ¿lo habéis descubierto? Buscadlo
junto a la Rosaleda.
Su obra cautiva por su extraordinaria limpieza, profundidad,
conocimiento clásico de sus referencias plásticas pero, al mismo tiempo, su
aragonesidad. Sus esculturas de temporada, como dicen los cocineros, y su buen
manejo basado en el paisaje existente, dotan a su obra de un gusto aragonés que
lo emparenta con Ibarrola y Chillida. Apostar por Mario Molins es apostar por la siempre excitante nueva
cultura aragonesa. Un abrazo y mucho ánimo desde aquí. Este hombre promete.
Como dije que hablaría solamente del territorio, os presento
otro trabajo de Mario, perdóname que te tutee y así apee el tratamiento de
Mario a Don Mario Garcés, compañero de carrera y clase y escritor reciente.
Costa, causante del
desarrollo de Binéfar necesitaba este homenaje en la sede del Canal de Aragón y
Cataluña.
Recientemente, Mario Molins ha ejecutado una espléndida
escultura en su Binéfar natal, que debe su desarrollo a las aguas del Canal de
Aragón y Cataluña que parten de Barasona, proyecto impulsado por Costa. El
necesario aragonesismo de derechas. Os dejo con la escultura de Costa del
artista y con otra intervención de land-art del muchacho… Se llama evocación.
Embellece sin duda el conocido para mí paraje de la Sierra de San Quílez, entre
Monzón y Binéfar. Su dominio y capacidad de transmisión me parecen subyugantes
para su edad. El talento artístico es temprano o no es.
Esta es mi escultura
preferida de Mario Molins. Me gusta todo de ella, la técnica de ejecución y el
“replanteo” paisajístico.
25/02 Luis Iribarren.