Decía ayer el alcalde de Zaragoza Juan Alberto Belloch que el
grupo municipal de los Voluntario de Zaragoza son el mayor patrimonio inmaterial
de la ciudad, y es verdad. Tras seis años desde su creación para la Expo 2008 han
demostrado no solo que fue una excelente idea sino que tiene músculo de
trabajo, ganas de ayudar y muy buenas vibraciones sociales por su reconocido
trabajo.
Saben los Voluntarios de Zaragoza que a veces han sido
utilizados y no empleados, que a veces han tenido que decir NO a algún abuso,
que su enorme trabajo es ayudar pero no el de restar puestos de trabajo. Lo saben
y lo defienden.
Lo sorprendente de la idea fue el tamaño de la respuesta y
su mantenimiento en el tiempo. Siguen siendo más de tres mil personas,
dispuestas a ayudar a la ciudad cuando se les solicita y eso no tiene precio.
Fueron en su nacimiento más de 35.000 personas.
Pero junto a los Voluntarios de Zaragoza hay otros muchos miles
de voluntarios zaragozanos en otro tipo de actividades o trabajos de
voluntariado, social, político, cultural, educativo, etc. Y no hemos recibido
nunca ni una sencilla ayuda que nos demuestre que lo que hacemos vale. ¿A qué
me estoy refiriendo?
Considero que las personas que son capaces de hacer
funcionar un poco mejor una ciudad grande deberían tener una tarjeta identificativa
que les sirviera para tener ligeros descuentos en actividades municipales. Por
ejemplo entrar gratis en todos los museos de Zaragoza. Tener un descuento del
10% en las entradas a las piscinas. o en las tarjetas mensuales o anuales de los
autobuses urbanos, etc. Efectivamente habría algunas personas que intentarían
apuntarse al voluntariado por esos ligeros descuentos, pero para eso están los
responsables. Y por otra parte sería lógico que esos zaragozanos que NO pueden
o quieren participar en servicios voluntarios tuvieran que soportar un pequeñísimo
0,5% más del coste en piscinas, museos o autobuses para el 10% de descuento de los
voluntarios que sí ofrecen su tiempo por todos los demás. Eso es compartir, es
socializar los usos del tiempo y de las ganas. Es ayudar a compartir y a reconocer.