Tenemos que decirlo algún día. Y hoy es un buen momento para
ello. Tengo la solución para la Universidad de Zaragoza. Estamos logrando que
miles de jóvenes aragoneses pululen por las aulas sabiendo que no hay futuro. Sabemos
los padres que nos está costando un riñón mantener la Universidad a través de
nuestros impuestos. No hay posibilidades para rentabilizar la excelencia de
nuestros jóvenes en España y si acaso los podemos colocar de camareros en Londres
o en Bulgaria. Nunca hay recambio generacional entre los profesores de la
Universidad y no hay dineros para arreglar el ascensor o para poder publicar
artículos en revistas extranjeras. No pinchamos ni cortamos, nos restan los
presupuestos, nos sisan y nos ningunean.
Y yo tengo la solución a todo esto.
Hay que cerrar la Universidad de Zaragoza durante 10 años. Dentro
de la ironía con dolor, del sarcasmo con asco, todo mezclado y ligeramente
agitado, creo que es la única solución.
Debemos cerrar la Universidad de Zaragoza y así no
seguiremos creando ilusiones falsas entre los jóvenes aragoneses. Así los camareros
de Bulgaria no sabrán química, derecho o medicina aprendida en Zaragoza. De esta
forma, con lo que nos ahorremos de mantener abierta la Universidad de Zaragoza
podemos competir contra China en fabricar los zapatos más baratos todavía.
Cuando un gobierno, sea desde Madrid o desde Zaragoza, cree
que una Universidad es un lugar al que hay que racanearle los dineros, ese
alguien está demostrando que es una persona poco culta o un enemigo de su
territorio. Por eso lo mejor es cerrar la Universidad durante 10 años, pera no
gastarnos dineros en ayudar a que nuestros jóvenes se escapen a trabajar a
Bulgaria, Rumanía o Bolivia en el mejor de los casos. Efectivamente hay alguno
que logra trabajar en Reino Unido, Estados Unidos o Francia, Alemania o Italia.
Pero esos jóvenes son los peores. En esos casos los perdemos definitivamente.