Hablaba yo esta mañana de la minería en Aragón o de las
desventajas del mundo rural que tan mal se logra defender de las crisis y tan
callada está por no tener los mismos medios de altavoz que la grandes ciudades.
Es cierto todo esto.
Pero hablábamos también del nulo trabajo que se está
haciendo a través del INEM o similares en Aragón para crear un proceso de
formación continua en las zonas menos pobladas, sean cabeceras de Comarcas u
otras. Muchos cursos se pierden y con ellos mucho dinero que se cambia de
destino, pues no hay una planificación de calidad que busque la excelencia en
las zonas rurales aragonesas.
Insistimos constantemente en cursos de formación sencillos,
repetitivos, poco industriales, nada novedosos, poco innovadores y sobre todo
casi nunca buscando el autoempleo industrial o de servicios. Pero también hay que
enseñar las posibilidades de ser empresarios, que es una oportunidad como ser o convertirte en agricultor,
ganadero o comerciante de ropa.
Efectivamente, si estoy generalizando no quiero que parezca
que arraso con las excelentes oportunidades que las hay y que trabajan en el sentido
opuesto a lo que expongo. Pero son la minoría y por eso brillan más de lo que
son. Los pueblos aragoneses deben llenarse de más oportunidades y para ello hay
que formar mejor a sus gentes, más personalizadamente según las necesidades y
oportunidades de cada zona, con más alturas de mira en el medio plazo vital,
para lograr algún éxito.
No es sencillo, nadie lo dice sino al contrario, pero o se
trabaja sobre esto o nos hundiremos en el desierto. Somos capaces de dar
subvenciones “para el hoy” pero somos incapaces de planificar el mañana, de
explicar y convencer que antes que exigir que se mantengan unas actividades
determinadas en algunas zonas hay que ponerse a trabajar con urgencia en buscar
los recambios. Y estos solo pueden venir si antes hemos planificado la
formación de las personas, para que se sientas válidas y se sepan defender en
su propio entorno. Y luego sin duda, rematar con ayudas cuando los “bebes y
niños” industriales o de servicios se ponen a andar. Muchas veces las ayudas
menos necesarias son los dinericos, que eso también hay que avisarlo.