Se va el fin
de semana pasado por agua, buena para la vid y mala para el ordio y el trigo.
Demasiado tarde.
Acueducto Albarracín-Cella, volveremos
sobre él con detenimiento
Lluvia de bochorno que ha calado especialmente en el Sistema Ibérico y altiplanos zaragozano y turolense. Hasta la barbaridad.
En un momento
en que se anunciaban restricciones en los sistemas de riegos de las cuencas
Jalón-Jiloca que hacían temer, más allá del pobre resultado de la cosecha de
cereal, por el sector frutícola de los valles de ambos ríos. Algo se habrá
llenado la Tranquera.
La fuente de
Cella presenta un aspecto de Sahel alto-nigeriano hace ya varios años. El
acueducto romano hasta Cella evoca el conocimiento romano de nuestro clima
predesértico, similar al de Túnez o norte de Argelia. Manantial representativo
de la pérdida de precipitaciones en la sierra de Albarracín que propicia su llenado
por drenaje y escorrentía.
Bellísimo congosto del Mijares en Olba,
con agua. Esta imagen la tenía en todo momento hasta los años 80, por acción
humana alterada.
También la
cuenca del río Mijares en Gúdar no puede más, la población de Olba alarmada por
el nulo mantenimiento de su caudal ecológico para su desvío a la plana de
Castellón, absoluta y casi cruelmente urbanizada. El bellísimo “Desierto de las
Palmas” es su única excepción.
El Aragón sur
representa mucho más que cualquier declaración de sir Donald Trump el avance
del cambio climático que parece irreversible, poniendo en peligro los pinos
negros de Gúdar –excelentes estudios lo corroboran- pero generando las que
serán mejores manzanas de Europa, para lo que se ha buscado la altura de Villarquemado.
El vino es
otro exponente de la necesidad de subida altimétrica, buscando retrasar las
vendimias para generar un vino de mayor calidad o simplemente posible.
Las
manzanas del frío. Camino de ser las mejores de Europa: la explotación de 200
has en Villarquemado, Teruel, me recuerdan las excelentes del alto Atlas
marroquí que me recordaron mi infancia. Paisaje de olivos y manzanos.
Hablamos de desarrollo, en Teruel debemos tener presente para ello un cambio climático que puede afectar por falta de agua a la instalación de nuevas industrias o supervivencia de las industrias existentes como la papelera de Cella. El crecimiento del polígono de Teruel debe contar con los recursos cada vez más mermados del Pantano del Arquillo.
05/06/2017 Luis Iribarren