Cava de la quesería Sierra de Albarracín,
con motivo ibérico presente en las pinturas en los abrigos de rodeno de
Albarracín y precioso logo mudéjar de su 10º aniversario, con cuyo motivo se
construyó la cava-cueva
Estoy
dispuesto a dar una nueva vuelta por Teruel antes de la Vaquilla 2017, donde
nuestra insistencia ya no será tan necesaria y la ciudad y provincia aprovecharán
su momento.
Qué queso
elegir para la serie “Alimentos Singulares” es bien complejo. En materia de
quesos y yogures Aragón no desmerece a la Mancha o Asturias y nuestros
productos, a falta quizá de un queso azul, son extraordinarios.
Además en leche
de oveja, con más libertad de movimientos que Roncal o Idiazábal, tenemos
quesos estupendos en todas las provincias. Quizá el queso de Radiquero, el
patamulo Fandos de Samper y el de Albarracín sean mis favoritos.
Ahora estoy
teniendo la oportunidad de degustar el último bañado en vino tinto. También
tienen curado y recubierto por tomillo.
No por
casualidad han ganado dos premios mundiales con el de la cuña que he comprado.
Me he encontrado con un queso delicadísimo, no tan curado ni salado como esperaba
sino bastante dulce, suave y delicado. Sabe a leche maravillosa, sin picor que
maquilla salitre ni gusto a pelo de masto.
Con un perceptible aroma y retrogusto a garnacha, permite saborear Aragón por muchos costados. No me extraña que sea un queso Champions, pues además de su calidad presenta rasgos diferenciales como para afirmar que tendremos un queso clásico aragonés a nivel europeo, que es decir mundial si metemos a Nueva Zelanda en harina.
Además, hay
emprendimiento, empresarial y cultural. Los queseros “Sierra de Albarracín” no
decaen en su ímpetu y están desarrollando una singular y novedosa iniciativa:
la crianza de una serie de quesos en una cueva caliza que han construido, que
permitirá con la calidad de la leche de las ovejas de la sierra y Santa Eulalia
que trasiegan, quesos aromáticos, de leche dulce y especiada a flores
turolenses.
Pero con
mohos, levaduras y bacterias presentes en los grandes cavas y quesos franceses.
Permitiendo incluso la fabricación de quesos azules.
El futuro es suyo, la empresa cuenta cada vez con más personal y pastores involucrados en el proyecto, que representan un enorme orgullo para Aragón en su conjunto. Un hallazgo.
MARIDAJE
El queso malo
arrasa con el vino, tanto que para vender el vino malo lo daban con queso. De
ahí la castiza expresión.
Pero este
queso y todos los mencionados son una joya. Así que los maridamos con otra
joya. El vino de Veruela “Pagos del Moncayo”. Por ejemplo el asequible y
excelente Prados garnacha-shyraz en preciosa botella borgoñona contenido, joya
moncaína.
Excelente combinación, unas endibias con jamón
de Teruel, jarretico de ternasco trufado y queso al vino y bombones de
melocotón de Calanda para terminar. Espolvoreadas las endivias con una olivada
de Alcañiz o Caspe y regada con aceite fragante de Bolea, maridamos con todo
nuestro territorio fecundo.
07/06 Luis Iribarren