Templo-tumba
de Confucio en Qufu, su ciudad natal. Patrimonio de la Humanidad.
Se anuncia a bombo y platillo por conveniencia para
la imagen del conjunto del valle del Ebro, la apertura de la sede del Instituto
Confucio en Zaragoza. En la Universidad. Este instituto es una iniciativa que no pertenece, a
diferencia del Instituto Cervantes, al gobierno chino. Sino que se apoya en
universidades e institutos de idiomas locales en todo el mundo que reciben una
subvención y materiales para dar soporte a la enseñanza del chino. Allí está el
problema.
Por otra parte, es un planteamiento absolutamente
coincidente con el pensamiento de Kung-fu-Tzu,
que se puede sintetizar –conveniente para un país superpoblado- en que la
armonía social descansa en el respeto y obediencia de los inferiores a los
elegidos. No inventó nada, perfeccionó en China el sistema hindi de castas. El
confucionismo le viene de perlas al Partido Único chino, país donde se ha
sustituido imperio de los hijos del sol por el imperio de los hijos de la hoz.
Que es lo que la gente pide a gritos: imperio, como aquí pedimos política
corrupta y no aragonesista.
Eso sí, su pensamiento deriva de su praxis como
gestor de almacenes para la dinastía Zhou, experto logístico que en Zaragoza
hubiera caído de pie.
Total, que los confucianos materiales del Instituto no
son una cuestión pacífica. Determinadas universidades se han opuesto a tal
financiación por cuanto que tienen un contenido político sesgado.
En Zaragoza, con oposición de algunos colectivos, se
va a abrir.
Más que la presencia de activistas pro Tíbet detrás
de los mismos, más que se trata en el fondo de que el Gobierno chino sea el
principal acreedor de la deuda pública española –lo que nos somete a un
innegable vasallaje-, más que el interés que algunos exportadores tienen en que
nos abramos a determinada “cultura china” por conveniencia en sus saldos
exportadores -y nos conviene en agroalimentación-… debemos poner el foco en
realidades más microeconómicas.
No por casualidad, el año nuevo chino se
celebró especialmente en… Puerto Venecia…
La increíble proporción de empresarios entre los 8.000
chinos residentes en Aragón nos habla de un pueblo capaz pero que no está
sometido a normativa laboral alguna.
Ello trae como consecuencia que su vinculación con
el tejido social, asociativo, familiar, deportivo… aragoneses sea prácticamente
inexistente. Cuestión matizada por los niños descendientes de chinos que aquí
ya han nacido. Sumergidos en un día a día familiar de verdaderos ciudadanos del
mundo.
Los interlocutores para Aragón con tanta población
china no deberían ser tan lejanos. Una eficaz asociación de divulgación
cultural china, una presencia más significativa china en centros escolares,
Casa de las Culturas, Zaragoza diversa, confederaciones de empresarios… debería
tener efectos más positivos que jugársela a herramientas de relación de alta política.
Sabemos que no pasa, sabemos que no tienen
ideología, sabemos que hay pocas familias mixtas, sabemos que no gozan de
derechos laborales… No podemos decir si son buenos vecinos o no, porque no
gastan la relación… Tampoco se buscan políticas de integración por proximidad
de sus empresarios… No nos han ocupado, sí nos han comprado…
Su magnífica cultura y logros artísticos los podemos
disfrutar en el Caixa Forum, podemos acceder al estudio de su milenaria lengua
y escritura fácilmente… Pero no fomentamos ni fomentan un necesario
acercamiento desde abajo… Esa sensación de que no todo se puede planificar ni
aprehender… precisamente subrayada en este poema clásico de Yè Shào Weng, nacido en 1194.
Quizás el
dueño del jardín se preocupa de que las suelas de mis zuecos dejen marcas en el
verde musgo de su recinto y lo estropeen,
Suavemente llamo a la puerta que está hecha con leña pero nadie viene a abrirme.
Aunque no puedo acceder, los colores de la primavera que colman el jardín no pueden ser contenidos,
Y una rama de albaricoquero llena de flores rojas se cuela por la pared hacia fuera.
Suavemente llamo a la puerta que está hecha con leña pero nadie viene a abrirme.
Aunque no puedo acceder, los colores de la primavera que colman el jardín no pueden ser contenidos,
Y una rama de albaricoquero llena de flores rojas se cuela por la pared hacia fuera.
Esperemos que nada pueda contener las relaciones
entre Aragón y nuestra comunidad china que puedan surgir. Serán más fecundas
cuanto, tratándose de cultura, menos se mezcle la política en ellas y vengan
desde abajo.
06/06/2017
Luis Iribarren