Mucho nos quejamos de provincianismo en Aragón. Si diéramos una vuelta por el mundo, o cuando las damos, es fácil advertir que el contenido de actividades sociales, deportivas, políticas o culturales del Periódico de Aragón, Diario del Alto Aragón, Diario de Teruel, Pirineo Aragonés o Heraldo de Aragón… supera con creces en intensidad, calidad de redacción e incluso emotividad –transmisión de tradición y gastronomía- a la contenida en periódicos de incluso de tirada nacional, salvo contadísimas excepciones, ingleses, japoneses, indios, americanos, de Nueva Zelanda…
Kazajstán es un eludible destino para un aragonés. Desde el último Himalaya en Tian-Shan se extiende como una sábana de páramos secos, presentando imágenes muy semejantes a los paisajes oscenses
Que se limitan a informar de encuentros sociales, cumpleaños y el precio de la oveja merina en canal.
Entre las sorpresas que como cazador de noticias he tenido recientemente, el ciclo de cine kazajo en Huesca. Por ética y por estética.
Calentando motores de forma previa al desarrollo de su afamadísimo Festival de Filmes Cortos, recogiendo la herencia de la filmoteca de la Peña Zoiti en los 80, este ciclo emana el perfume de que ha sido programado por esa base oscense de organizadores pero, sobre todo, disfrutado por esa base de público por ellos generado que puede con el cine clásico y actual de élite.
Escultura en Villanúa, no Kazajstán, del magnífico escultor oscense Javier Sauras que tendremos la oportunidad de disfrutar en el Museo Pablo Serrano.
Ambos grupos brillando con luz propia. Todos ellos generando nuevamente en Huesca cultura con mayúsculas y un ambiente urbano refinadísimo, que no le corresponde por población.
Allí hay un savoir faire que nunca se sabe aprovechar del todo por los políticos. La ampliación de la estación de Selgua para la exportación de la producción del eje Huesca-Lérida, la reivindicación como escultor del oscense Javier Sauras, la puesta en valor del flamenco gitano de Zaragoza por el bailaor japonés Ryo Matsumoto… son pequeñas cosas, pequeñas actuaciones con escaso presupuesto… pero no dan titulares como que Aragón apostará por ser el almacén chino de la Ruta de la Seda.
Montañas Altai kazajas. Casi parece Respomuso o Linza con más agua.
Me parece poético, abnegado y anónimo ese trabajo impagable y muy poco valorado y subvencionado de la legión de amantes del cine en Huesca. Son un activo y un patrimonio aragonés.
Les dedicaremos nuestro pequeño homenaje ante el festival que pone a Huesca en el mapa del cine mundial desde mañana día 9 hasta el próximo día 17 de junio.
De momento, hermanemos las estepas y paisaje kazajo, tan similar al nuestro, con mi querido país.
08/06/2017 Luis Iribarren