21.6.17

El Partido Socialista de Aragón, 40 años después

En Zaragoza y en un acto sencillo, hace unos días se presentaban los audios originales del mitin que un 13 de junio de 1977 daban en la plaza de toros representantes del Partido Socialista de Aragón, en lo que fue sin duda el inicio del aragonesismo político de izquierda. Fui invitada a participar y quise contar este cuento que hoy os dejo aquí:

“Aquel 13 de junio de 1977 yo tenía nueve años y poco o muy poco sabía del socialismo. No sabía casi nada del socialismo a nivel teórico, pero vivía socialistamente porque de esa forma me habían enseñado a construir mi mundo y el de las personas que estaban a mi alrededor. Aquel 13 de junio yo estaba en esa plaza de toros, pero no recuerdo los eslóganes ni los discursos de Emilio ni de Tierno ni las palabras de Eloy ni de mi padre; sin embargo sí que recuerdo a mi amiga Diana, recuerdo que juntábamos nuestras manos, a modo socialista decíamos, pero no lo hacíamos como ellos, porque nosotras estábamos construyendo nuestra libertad al margen de las palabras que nuestros mayores pronunciaban y que a nosotras nos parecían demasiado solemnes, demasiado grandilocuentes. Desde muy niñas supimos que ellos luchaban por un ideal, por una utopía que nada tenía que ver con el mundo que se iba imponiendo en las calles a través de una realidad convulsa, donde los restos del franquismo eran letales para la libertad y el socialismo. Todavía nadie osaba hablar del aragonesismo”.

Mi amigo y compañero, José Luis Soro, cuando hablamos de socialismo siempre saca a colación a Costa, su querido Costa, y me dice: “Como dice Costa, los árboles son los regulares de la vida y como los socialistas, niveladores de la creación”. Enseguida añade: “Pero la mejor definición del socialismo la escribió tu padre: planta un árbol sobre la tierra yerma y ayúdale a crecer, igual al socialismo que tenemos que hacer”.

Sonrío, porque recuerdo los acordes sobre la guitarra y esos versos, recuerdo las camisas a cuadros y los cigarros negros y el humo y las risas, también recuerdo que yo quería un padre normal, uno de esos que te llevan al médico o te van a recoger a los cumpleaños, pero él era distinto porque luchaba por la libertad y el socialismo y me mostró un Aragón oscuro y luchador; una Zaragoza nueva y un Teruel en rojos.  

De niña llegué a tener celos del socialismo y a veces hasta de la libertad, pero dejé de tenerlos cuando la tristeza invadió las almas de aquellos pioneros que dieron forma y vida al primer socialismo aragonés: el Partido Socialista de Aragón.

Nunca sabremos qué hubiera sido de Aragón si el PSA hubiera sobrevivido, supongo que nos habría ido mejor, pero la sombra de Franco era alargada y España tenía mucho miedo de sus muertos y de las cunetas que gritaban el dolor por todos sus costados: Aragón no estaba al margen y el Partido Socialista de Aragón fue desapareciendo y con él muchas esperanzas, muchas ilusiones, tantas banderas como luchas, así que el árbol que un día se plantó sobre la tierra yerma fue muriendo, porque nadie le ayudó a crecer.

El resto de la historia es conocida por todos y desconocemos cómo acabará, pero quizá todavía sea posible hacer que el árbol reviva para nivelar la creación y la economía, para fortalecer la libertad y el progreso de los ciudadanos y protegernos de los aires fríos y de los tiempos crueles.

El PSA dejó una esencia, la del aragonesismo y la del socialismo, esencia que hoy sigue viva y cada día goza de mejor salud, porque entre muchos sabremos hacer de Aragón ese  polvo, niebla, viento y sol que llevamos tatuado en nuestra alma de abecedario aragonés”.

Ángela Labordeta - diario.es