Como vecinos de Zaragoza ya nos hemos enterado todos de que vuelven las huelgas posibles del bus urbano. Estamos acostumbrados a este juego. Sí, es un juego. Triste y duro, jodido, pero un juego. En ninguna empresa del mundo occidental (de los otros mundos menos todavía) se consentiría un proceso de huelgas como el que hace ahora Auzsa (y antes los mismos pero con otra marca) planificadas no por necesidades sino por fechas para joder. Vuelven las huelgas del bus de Zaragoza y en Navidad, como el turrón y los polvorones.
Bien…, es igual…, la incapacidad ya la demostramos a principios de este 2016. No hay solución por incapacidad de saber encontrar soluciones. Hoy son las llaves de los aseos, mañana será el color del papel del wc y otro día el frío que hace en invierno. ¿Alguien piensa que este problema en una ciudad de 700.000 habitantes, se resuelven con más y más reuniones entre los mismos interlocutores incapaces siempre de encontrar soluciones? ¿alguien sabe lo que nos costó el mediador de la anterior huelga por incapacidad para resolverla de los que tenían la obligación política de hacerlo? ¿cómo se mide el cabreo de los zaragozanos?
Efectivamente, en el 2019 se medirá perfectamente, para triste pensamiento de los que somos de izquierdas.
Julio Puente