Expusimos la
candidatura de Jaca a premio internacional de arquitectura por un novedoso y
necesario proyecto de “Plaza Mayor” en el interior de su casco histórico.
El
surgimiento de placicas temáticas con vida, ferietas y protección oficial en Zaragoza, como los
casos del Espacio Las Armas y Plaza San Bruno, han sido un éxito notable de políticas
mediterráneas de revitalización urbana de ciertas zonas deprimidas. No las
vamos a comparar con los costes de extender la ciudad por el arco sur, no…
Porque sin
inversión pública no se puede sentir a Juan Marsé, no se puede Trump aunque tú
no creo que lo leas. Ni leerás tampoco “La hoguera de la vanidades” ni a Tom
Wolfe, el gran cronista de tu caótico New York sin protección oficial.
Porque aunque tú te compres toda la manzana, Donald
Duck, luego querrás que te reclasifique el Gobierno USA en San Pablo para
levantar tu rascacielos-Ministerio del Interior. En Europa, por suerte, no
funcionamos todavía así…
Bellísima visión panorámica de la plaza
del Mercado de Calatayud y foto antigua de cuando todavía lo contenía.
A diferencia
de los ejemplos zaragozanos, un reciente paseo por el Casco Viejo de Calatayud,
sin embargo, me recordó la otra cara de la moneda. La plaza del Torico es
pequeña, la plaza de San Juan de Teruel y la plaza del Pilar son engendros
mussolinianos.
Si existen
bellísimas plazas-mercado con sabor en Aragón son las de Huesca, Barbastro y
Calatayud. Y el entorno del Mercado Central de Zaragoza aún conserva esa
condición de verdadero centro del Casco Viejo.
Patio en
bellísimo azulete del Mesón de la Dolores en Calatayud.
En particular
la de Calatayud me conmueve. Por el calamitoso estado de muchos de sus
edificios, la demolición de otros que la presenta con muelas, pero todo
conviviendo con las bellísimas columnas que sujetan los todavía en pie o
rehabilitados. No es casualidad que nuestra localidad con esencia más
castellana presente este singular espacio vertebrador.
Bellísima escultura-recordatorio a los
vendedores del mercado.
Al fondo columnas pétreas que sustentan los edificios
más antiguos
Además hay
otras dos sorpresas, cerca y dentro de la plaza. La maravillosa Fonda de la
Dolores, en azulete total bellísimo. Y la escultura que recuerda que la plaza
fue el mercadal de toda la Comunidad de Calatayud.
Os
dejo con un poema del gran y poco conocido poeta bilbilitano José Verón Gormaz, “Instrucciones para cruzar el puente”, de inequívoca inspiración cavafiana:
Si deseas cruzar a la otra
orilla, imprégnate primero del lugar que abandonas, siente dentro de ti
el puñado de tierra que pisan tus
zapatos, contempla la arboleda que te prestó su sombra y que quizá no vuelvas a mirar.
Cuando con decisión atravieses el
puente, camino de la orilla venidera,
sospecha de tus pasos, tus propios pasos que al avanzar escuchas