Si no es mucho pedir, Santa Claus o sus Majestades —no los de aquí, sino los de Oriente— desearía que este próximo año fuese mejor que el que se va. No creo que sea mucho pediros después de un año sin nada. Un año perdido con un gobierno en funciones, sin capacidad de legislar por ineptitud y mala leche de políticos de la vieja escuela y otros recién salidos de la primaria.
Viendo al oponente como enemigo, atrincherados en su razón, pero dejando al descubierto a toda sociedad en este año perdido. La verdad es que nunca se vieron suficientemente presionados por una sociedad conformista a pesar del paro y la pobreza.
Aquí en Aragón…, luces y sombras.
A la espera de las nuevas condiciones de Podemos, los presupuestos inician el camino para ser presentados en las Cortes. Las mejoras en la gestión del IASS en la atención a la dependencia, o el trabajo de la consejería de Vertebración y Turismo que preside Soro, empecinado en hacer del Canfranc y el paso a Francia una realidad, se hacen notar.
De los Bienes de la Franja, mejor no hablar.
Las mejoras en nuestra economía aprovechando la situación geográfica de Aragón y la alta cualificación profesional de nuestros trabajadores y empresarios se empañan por la sangrante pérdida de población tanto en nuestros pueblos, (a pesar de tener los más bonitos de España) como entre los licenciados universitarios, que buscan fuera lo que aquí no tienen.
No va ser tarea fácil para el gobierno central en este nuevo año sacar adelante iniciativas en esa especie de aquelarre formado por PP, Ciudadanos y PSOE. De momento me da que eso de poner límite de horario a la jornada de trabajo —por supuesto para el que tenga— más la derogación de la Lomce, la Ley Mordaza, o la promesa de crecimiento económico sin más recortes ni subidas de impuestos, y con un estado incumpliendo los objetivos de déficit que sigue arrastrando según nos marca Europa, no sé si la gente se lo va a tragar. Ni aunque los Reyes —de Oriente, por supuesto— sean Magos.
Daniel Gallardo Marin