Dedicado a Assai Coral y quienes nos
disfrutan y padecen, en particular quienes nos cuentan Monterde a sus 85 años y
nos entran ganas de visitarlo. Afortunadamente, Aragón nunca nos lo
terminaremos.
La publicidad
turística es voraz, como cualquier otra. Hay que consumir sitios nuevos. Es una
cuestión de vivir a toda velocidad, de pasar por la vida hollando más que
disfrutando –y por ende padeciendo- paisajes y paisanajes.
Quien visite
Aragón este puente se dirigirá fundamentalmente a sus destinos publicitados. Se
encontrará en las montañas del Moncayo, de Teruel y Huesca con un nevadón sin
precedentes. Y luz para disfrutarlo. Podrá, se anuncia, incluso patinar en
hielo natural a 2.000 metros en Valdelinares.
Si nos
hubieran visitado el año anterior o simplemente en verano, hubieran padecido un
bellísimo paisaje reseco en el que de sopetón han caído 400 litros. Salvando la
temporada de trufa de Sarrión a partir de enero.
Pero vamos a
poner un ejemplo de necesaria revisita, cuanto más casualmente se realizan más
me fijo en estos detalles porque ya me queda menos por delante que por detrás,
cuando pisaba fuerte y contaba que había estado y conocía un lugar.
Ayer canté por
la noche con mi coro en Daroca. Fue genial la acogida de los organizadores de
las Jornadas Corales y público darocense, volcado con el concierto, que lo
disfrutaron en plenitud. Esa localidad que es la capital musical callada de
Aragón y que tanta base y amantes de la polifornía sobre todo barroca alberga.
Una
demostración de que la base se construye sobre políticas culturales públicas
que acaban poniendo en el mapa musical un pueblo, sí. Pero que consiguen por
retroalimentación que sus vecinos disfruten el resto del año de forma sencilla
de la música mayúscula presentada por intérpretes no tan minúsculos por
excelentemente dirigidos.
En Daroca hay que quedarse o visitarla en
invierno. Dado que al atardecer y por la noche presenta esta espectacular
apariencia. Merece no viajar a ella en viaje de ida y vuelta.
Además de que
Daroca es la localidad junto con Leciñena que más está haciendo por reivindicar,
dando valor añadido con su transformación, la enorme calidad panificable del
trigo aragonés. Precisamente por la proteína que la dureza de clima le aporta y
por la peculiariedad que el cierzo, librándole de parásitos, hace que tenga. La
pastelería y producción de derivados del trigo ha conformado un sector por sí
mismo en Daroca, al que prestar mayor atención en otra entrada.
Pero hoy toca
música. Toca vivir esa extensión invernal que ilumina y vivifica una Daroca
vacía y romántica. A la luz de la neblina y la llovizna. Que extiende su
condición de ciudad órgano, de por sí resonante su ubicación. Estas actividades
sencillas a las que la gente va, sale y luego merienda con desconocidos con los
que comparte su historia, su hospitalidad y su gran cultura y educación.
Paseando
antes del ensayo, entre esa luz mortecina que comparte con Soria, tan
machadiana, pude disfrutar de las puertas y calles de Daroca en un silencio
total, pero con una iluminación matizada y humana que las embellece.
La pregunta
es sencilla, harto de ir a Daroca a disfrutar de música de día, con calor,
yendo y viniendo, sin sentirla… ¿no fue ayer cuando fui por vez primera?
Y ese
sentimiento lo podemos trasladar a Aragón. Tener la visión oriental de que cada
momento es único, que nunca hemos estado antes igual en Daroca, que nunca
cantaremos así de bien o mal que ayer. La naturaleza más bella representa a la
vida y es naturalmente desigual, efímera, nada cartesiana. En ocasiones el
paisaje estepario se interrumpe ante una ciudad nubosa y construida de adobe
que adquiere una tonalidad en invierno roja oscura.
Visión onírica pero real de Monterde,
comarca de Calatayud. No confundir con Monterde de Albarracín, como hice yo,
también especial y singular.
Ubicado en un precioso congosto en las
inmediaciones del Monasterio de Piedra.
Creo porque
se notaba que mis compañeros de coro y quienes nos acompañaron disfrutaron de
esta primera vez, también para ellos, una primera visita de una Daroca que
antes creían conocer.
04/11 Luis Iribarren.