Escribía Juan Bolea esta semana sobre la buena relación en el Gobierno de Aragón entre PSOE y CHA, y aplicaba conceptos muy positivos, además de señalar que podría ser el comienzo de una amistad política más profunda.
CHA es socialista y eso ayuda, pero no es tonta y eso complica las sinergías entre ambos. La relación entre PSOE y CHA ha sido muy desigual aunque efectiva, pues siempre el pez grande ha dado bocanadas con los dientes por delante y eso jode. La relación personal entre socialistas y chunteros va por barrios. En algunas zonas es excelente y en otras deja mucho que desear. Y no hay que olvidar que los que votan en igualdad de importancia en CHA no son solo Consejeros o Concejales, sino en más medida Vocales de Distrito o responsables de Bicos, Roldes o Collas. Políticos de segunda línea, más críticos y con más capacidad de ver los zarpazos del oso.
Pero es cierto que gran parte de la militancia del PSOE es socialista de verdad, muy tratables en lo político, muy trabajadores en la cercanía y sabedores de que estos tiempos no son ya los años viejos. Que ahora, ni ellos son tan importantes ni los demás tan imberbes.
El PSOE es centralista lo que no es un drama imposible de soportar, lo malo es que es madrileño tirando al sur de España y eso distancia mucho las posibilidades. Desde CHA queremos ser buenos vecinos con todos, pero no admitimos que nos impongan recetas que no nos sirven y que se ninguneen las necesidades reales de Aragón, pues no somos unos impertinentes, sino solo unos necesitados de soluciones reales para nuestra sociedad diferente al resto de vecinos.
Quien crea que puede gobernar Aragón con recetas extremeñas, andaluzas o murcianas se equivoca. También quien crea que a nosotros nos sirven las formas vascas o valencianas y catalanas. Aragón es simplemente Aragón. No es tan complejo de entender, aunque sin duda debe serlo admitirlo. Para trabajar por Aragón solo se necesita una cosa. Creer en Aragón y en sus gentes, creer que somos capaces de lograr el respeto, creer en nuestras posibilidades como territorio único. Trabajar en equipo no es crear sopas, es mucho más complejo y respetable, mucho más válido también.
Julio M. Puente Mateo