La que se ha montado con el cambio de nombre del Pabellón Príncipe Felipe de Zaragoza por el de Pabellón José Luís Abós. Es difícil que un cambio en una ciudad contente a todos y en la nuestra no iba a ser menos. Está pasando con la segunda línea del tranvía, Romareda, himno o por el cambio de nombre de un Parque, Plaza o calle. Ahora le ha tocado al hasta ahora Pabellón Príncipe Felipe, lugar donde el CAI disputa sus partidos de baloncesto.
No quiero entrar a valorar ni las formas ni el momento. Me limito a manifestar mi opinión, parcial cómo no, cuando el que la da, respira aragonesismo por sus poros.
Han sido 15.000 personas pidieron el cambio del nombre. El grupo municipal de CHA lo pidió en el Ayuntamiento pero PSOE y PP votaron en contra. Ahora el gobierno municipal actual ha aprobado el cambio recogiendo esta iniciativa presentada en su día. Cambiar el nombre significa reconocer todo el trabajo y toda una trayectoria con el baloncesto. Pero yo iría más allá. Que ese reconocimiento lejos de ser un hecho singular, fuera para hacerlo extensivo a otros recintos deportivos, cuyas instalaciones han albergado y albergan a nuestros deportistas de élite.
Aragón ha sido cuna y sigue siendo de grandes deportistas que han paseado y pasean el nombre de nuestra comunidad Aragón, por todo el mundo. Son nuevos tiempos, hay que empezar de una vez por todas a valorar a las personas lejos de ideologías en función de quien gobierne.
Por recordar algunos y algunas en diferentes actividades deportivas, me vienen a la memoria nombres como: Sheila Herrero, Teresa Perales, Fernando Arcega, Carlos Lapetra, Andrea Blas, Eliseo Martín, Nano Modrego, Fernando Escartín, Perico Fernández o Conchita Martínez.
Daniel Gallardo