15.7.15

Hay que vigilar mucho mejor las residencias de ancianos

Zaragoza encabeza el triste ránquing histórico de fallecimientos en desgraciados  incendios  que han costado la vida a decenas de personas en las últimas décadas. En el último producido este sábado, ocho ancianos en una residencia en Santa Fe fallecieron por el humo inhalado tras, al parecer, prender fuego una residente a un colchón. 

Sin palabras para describir este hecho, me duele comprobar cómo, una vez más, algunas personas que trabajan para las diferentes administraciones no han dado la talla. Evidentemente, la cantidad de irregularidades administrativas como falta de permisos, etc. no fueron las que prendieron ese fatídico colchón. La pregunta es: ¿qué hacía una persona con claros signos de problemas de agresividad patológica en una residencia de ancianos que carecía de los medios y sistemas que deben tener los centros especializados?

Según lo que publican los medios de comunicación resulta incompresible que en esta residencia pudieran convivir en el mismo lugar octogenarios y nonagenarios con movilidad limitada con esta persona de 62 años con graves problemas psiquiátricos. Este es el quid de la cuestión. 

¿Por qué la administración no  le buscó otro centro con garantías? Como siempre, ahora se intentará desviar la atención a las licencias urbanísticas, homologaciones varias, al número de personal que debe trabajar por número de residentes, etc.  No sé por qué no se valoró médicamente  a esta persona cuando, según los medios de comunicación, agredió a su marido. No tengo ni idea de qué pasó ni de si estaba correctamente diagnosticada. Salvando mucho las distancias, me recuerda a otro gran fallo de la administración alemana cuando no detectó a tiempo la patología de un piloto de avión de infausto recuerdo.  

Pero siempre en las tragedias hay una nota positiva. En este caso, los vecinos y los agentes de la Guardia, Protección Civil y Bomberos que, en ese momento,  pusieron en riesgo sus vidas y  evitaron con su arrojo una catástrofe de mayor dimensión. 

Daniel Gallardo