Chunta Aragonesista va a perder hoy en las Cortes de Aragón gran parte de su futuro a corto plazo, en una jugada maestra de Podemos pero apoyado también desde un PSOE en su clásica línea de zancadillas escondidas.
Seamos sinceros, la culpa es de Chunta Aragonesista y de su particular manera bondadosa de entender las relaciones con el resto de partidos políticos. En política no hay contrincantes, no hay rivales. Siempre hay enemigos. Aprender esto cuesta, sobre todo si creemos que ser buenas personas sirve en la política para algo. Pero hay que añadir que ser enemigos no tiene que suponer ser asquerosos en las relaciones, sino simplemente asumir que el de enfrente aunque tome café contigo, en realidad es un enemigo porque como poco así lo siente él. En la enemistad, basta con que una de las partes se sienta enemigo de la otra, para que efectivamente se sea enemigo entre todas.
Chunta Aragonesista debería haber ido aprendida de casa en sus negociaciones de estas semanas anteriores. Aprendida no quiere decir tener que asumir NO. Aprendida quiere decir que el arte de la negociación es de tal tamaño, tan complejo, que hay centenares de libros escritos sobre la materia, y hay que dedicarle más tiempo a planificar que en realidad a sentarse a negociar. Se negocia en el mundo de la empresa, con clientes, proveedores, colaboradores o competencia. Se negocia en el deporte y en la iglesia. Se negocia en la vida, pues la vida es una constante negociación. Cada uno nos podemos fiar de quien nos de la real gana. Es bueno fiarse. Pero el riesgo a no tener segundas bazas es enorme. En toda negociación hay que perder, y se debe planificar las ganancias y las pérdidas que se deben asumir y las que son puntos de inflexión. Hay que diseñar muy bien la negociación desde antes de sentarse. Nunca después de levantarse.
Chunta Aragonesista negoció mal en el Ayuntamiento de Zaragoza y negoció mal en las Cortes de Aragón. No pasa nada que no vayamos a tener que pagar todos los aragoneses y zaragozanos. Es así de triste. Pero no sólo por culpa de CHA, sino por culpa de todos. Nada es responsabilidad de una sola personas, de un grupo de personas. Todo es también responsabilidad de todos nosotros, incluso de todos los aragoneses que acudieron a votar. Triste, pero mientras no asumamos que todos somos responsables de todo, aunque sin duda en diversa medida, no lograremos hacernos responsables de nuestra existencia.
Julio M. Puente Mateo