Llamamos contabilidad creativa a la que nos inventamos, algo
que parece raro pero que en algunos lugares es muy habitual. Nadie se inventa
una contabilidad desde la nada, pero sí se mueven partidas de fechas, se
modifican cantidades con criterios elegidos con pinzas, se olvidan de algunas
facturas a favor o en contra, se dejan de incorporar gastos financieros, se
aceleran compras o ventas, se amplía el pedido a proveedores que se devuelven
en enero, se juega con el stock del almacén, etc. Se practica también con que
enero es el día cero y diciembre el día final, algo que da mucho juego.
Esto en las empresas es ilegal (casi siempre) y muy feo,
aunque se disfrace de incapacidad o de tontería contable. No es necesario que
te lleves los dineros en sobres para que sea ilegal. Hacerlo en organismos
públicos donde el dinero es de todos resulta aberrante.
Es cierto que los mismos sistemas de control del déficit
estás logrando ellos solos que la contabilidad creativa se esté practicando con
los presupuestos generales incluso de países enteros, que intentan colar a los
tribunales de auditar, todo tipo de trapicheos.
Todo control contable está montado para que los dineros no
se distraigan, no se cambien de bolsillo o de partida con la facilidad del que
gestiona, y por eso además de tener que apuntar con unas normas muy claras, hay
que pasar controles de muy diverso orden. Pero los que controlan al que
gestiona, muchas veces, hacen como que no miran, como que no ven, como que
entienden los errores que se subsanan en posteriores balances.
Vamos a poner un ejemplo sencillo de entender. Imaginemos
que no puedes gastarte en una empresa más de 1.000 euros en gastos al año.
Llega diciembre y si pagas unos gastos financieros o unos impuestos o unos
sueldos que tienes que pagar todos los meses, te pasas del gasto. Y no quieres
ni puedes pasarte. El asesor te dice que pagues, pues si no el banco o el
deudor se va a cabrear, pero que no lo apuntes en la contabilidad para que no
se entere nadie de que te has pasado del gasto. Ese año has pagado
contablemente 11 meses de gastos financieros o sueldos. Pero al siguiente año
tienes que apuntar en tu contabilidad 13 meses (los 12 de ese año más el
diciembre del anterior) y si los ingresos son igual de flojos que ese año has
llevado a la contabilidad del siguiente año un churro complicado de tragar. Si
además tienes problemas de tesorería y tienes que acudir a un banco a pedir un
crédito cuando lo tienes prohibido, el banco, que son amigos, te lo concede,
pero a un interés muy alto. Y como tienes prohibido pedir un crédito tampoco lo
apuntas en la contabilidad, y sobre todo no apuntas nunca el gasto financiero
de los intereses para que no sospechen que lo has pedido. Jodo con el lío que
se va formando por que te faltan 50 euros en diciembre para cuadrar. Esto se
puede ir conllevando mientras nadie mete el dedo en la llaga, mientras no
cambian los gestores, esperando que la situación económica mejore. Joroba si no
mejora, pues resulta imposible aclarar todo el follón.
Esta contabilidad creativa, para los millones de ciudadanos
que pasan necesidad, hambre o falta de trabajo, que son desahuciados o se
encuentras con menos ingresos o con familiares a los que tienen que ayudar a
vivir, les parece una cabronada imposible de explicar. Y es lógico. Todo lo que
se les diga sobre la contabilidad creativa les parecerá una enfermedad de
graves enfermos de irrespetuosidad social a los que hay que retirar con
urgencia de sus puestos de gestión en las empresas. No sé si he sabido explicarme.