El Monasterio del Santo Sepulcro en la Plaza de San Nicolás
de Zaragoza fue fundado en el año 1276 según antiguos datos o en el año 1304
según otras investigaciones más modernas, por Doña Marquesa Gil de Rada, hija
del Rey de Navarra Teobaldo II, en donde está enterrada. Para crear la primera
comunidad y la iglesia primitiva se emplearon unas casas adosadas a la muralla
romana que la familia tenía en la zona del barrio del Boterón.
Doña Marquesa al quedarse viuda de Pedro Fernández de Hijar,
primer Barón de Hijar e hijo ilegítimo de Jaime I el Conquistador, decidió rodearse
de mujeres religiosas en Hijar que posteriormente se trasladan a Zaragoza, y en
cuyo seno casi familiar vive hasta su muerte en una existencia solo de oración
y en la que permanecerá hasta su muerte como Priora.
Para darle carácter religioso a su decisión de vivir en
contemplación creó la Fundación de las Madres Canonesas, que hasta el año 1306 no
prestan juramento a la Orden del Santo Sepulcro ante el Prior de Jerusalén de
dicha orden religiosa.
Aquel primer germen de comunidad religiosa estaba compuesto
por diversas categorías de mujeres, claramente diferenciadas. Las “dueñas” que
eran las que se consideraban monjas y de un estamento social elevado y además
familiares entre ellas en casi todos los casos; las “monjas de obediencia y
siervas” que serían las monjas añadidas que eran las que trabajaban para
atender a las dueñas del convento; y las jóvenes, niñas o madres viudas con
bebes que entraban para ser educadas en la religión.