6.5.14

Inversiones imposibles para la Zaragoza detenida. O no

Ayer asistí en Zaragoza a una jornada técnica donde se analizaba entre políticos y técnicos la posibilidad de encontrar un inversor para Zaragoza que viniera con tres millones de euros bajo el brazo. Complejo asunto este, tal y como está de caro el dinero. Lo de menos es para qué, lo de más intentar conjugar que le resulte atractivo el proyecto y que no intente metérnosla cruzada y sin tino en su intento por rentabilizar una inversión de tres millones que son suyos. Las empresas están para ganar dinero y cuando hoy lo tienen, que son las menos y casi todas extranjeras, quieren un caramelo enorme y a partir de ese momento cambiarle el color y el sabor a su entero y libre gusto.

Claro que cuando son los poderes públicos quienes necesitan esa doble posibilidad de facilitar la inversión pero controlar el engaño futuro (pues el presente nunca te lo dicen), tienes que hilar muy fino e intentar descubrir qué hay detrás o qué Plan B tienen si la rentabilidad no es la que ellos explican. Sobre todo si te suena su propuesta a vuelos de palomas mensajeras con poca rentabilidad.

Zaragoza tiene por delante unos años muy complicados, mucho más de lo que nos imaginamos. Tantos que incluso los inversores de fuera tienen los bemoles de decírtelo a la cara, aunque manden a vendedores excelentes a explicar las bondades del bien y del mal y del vuelo de las palomas aunque sean de marca.

Pero los representantes públicos estamos para velar que no se ata Zaragoza durante 35 ó 50 años por una equivocación electoral o por un nerviosismo de moda. Así que entre elegir "no hacer nada" y "equivocarse" hay que sopesar si no es mejor estar quieto en la mata y esperar un poco más a ver si escampa. Los espacios públicos deben seguir siendo públicos y si se entregan a grandes actividades privadas durante 50 años, deben cuidarse muy bien todas las cláusulas de los convenios. Digo otra vez TODAS.