El Ayuntamiento de Zaragoza, con la patata caliente de la
sentencia sobre el Hipermercado Alcampo en Utrillas sobre las mesas
gerenciales, se ve obligado a realizar la única salida posible. Recurrir al
Tribunal Constitucional.
Puede parecer una barbaridad, pero insisto, es la única
salida posible. Para retrasar el cumplimiento de la sentencia, pero que le
toque a otros tenerla que cumplir, para ver si mientras tanto es posible alguna
solución intermedia en caso de que el Tribunal Constitucional dictamine igual a
los anteriores y sobre todo al Tribunal Supremo.
Es complejo lograr de un Tribunal Constitucional que se
tumbe una sentencia del Tribunal Supremo si no hay datos nuevos que avalen
indefensión ante la sentencia anterior. Y en este caso aparentemente no los
hay, aunque los abogados se habrán estrujado las calvas buscando algo a lo que
agarrarse. El coste de este fracaso sería excesivamente alto para toda
Zaragoza. Es decir, para todos los zaragozanos que tendríamos que abonar
indemnizaciones muy altas, que seguro se verían en sucesivos juicios eternos.