Día del cáncer de mama. Concienciación para esa enfermedad de la que todos estamos expuestos, pero que cada día aumentan las posibilidades de superarla. Por eso cualquier noticia relacionada con un avance en la detección o cura que frene el tumor maligno, es sin duda la mejor de las noticias.
El hecho de que en una corta sesión de quimioterapia evite días de exposiciones de radiación es una de ellas, aunque quisiéramos que esos avances fueran mayores en cualquiera de sus diferentes variables, para así erradicar para siempre tan cruel enfermedad. Pero lo fundamental es cogerlo a tiempo con controles preventivos.
Cuando llega la noticia la principal damnificada sin duda es la paciente, sin embargo, familia y amigos soportan también una gran carga emocional y estrés, en ese miedo, impotencia e incertidumbre. Son momentos en los que se descubren los verdaderos valores que deberían acompañarnos siempre, alejados de la envidia, ambición y rencor. Pero en esta lucha contra el cáncer hay unos protagonistas principales, la comunidad científica. Cirujanos y oncólogos que desde el anonimato, nos salvan la vida, sin más fans que sus pacientes que esperan de ellos recobrar la salud y sus seres queridos poder verlo.
Más allá de esos ídolos deportivos, políticos o musicales idolatrados por millones de fans, los y las científicas no juegan al fútbol, ni dan discursos vacíos, ni suben a un escenario. Viven, a veces con un sueldo mísero, para que una buena parte de nosotros podamos seguir viviendo.
Daniel Gallardo Marin